¿Tenemos técnicos calificados en infraestructura?
Observando el caos provocado por años con la construcción del túnel por donde se desplazará el metro limeño, me preocupaba la posibilidad de que un cálculo mal hecho provocara el hundimiento de muchas calles de la ciudad.
Mi preocupación no surgía por pura fantasía. El primer ejemplo, el edificio ubicado en la esquina de las avenidas Arenales y Dos de Mayo en el distrito de San Isidro, cuyos veinte pisos fueron abandonados porque el constructor hizo un mal cálculo sobre la resistencia de suelos. Solo se utilizan cinco pisos sin mucho peso, pero está paralizando el progreso de la zona.
Otra obra del recuerdo con muchos problemas de cálculo fue el reforzamiento de la base del cauce del río Rímac para evitar el debilitamiento de las bases del puente de piedra que une Lima con el Rímac que se realizó en la época del entonces alcalde Orrego. El primer intento culminó con un bonito escenario de piedras con aspecto de extraordinaria solidez que fue barrido con la primera crecida del río al comenzar las lluvias. El segundo intento tuvo el mismo desenlace y, recién al tercero, con lo aprendido y la plata malgastada, se terminó la obra que perdura hasta hoy. Nunca se supo quién o quiénes fueron los responsables del cálculo mal hecho.
Otra obra que mostró un desastre técnico fue el de la llamada Línea Amarilla durante la nefasta gestión de Villarán, cuando, al encontrarse en pleno avance el túnel bajo el río Rímac, las estructuras construidas para desviar el curso de este durante la época de lluvias fueron desbordadas produciéndose una total inundación del canal inicial y de lo avanzado en perforación. Desconocemos el nombre del o de los responsables y del costo de tamaña negligencia.
Otro caso vergonzoso fue el mal cálculo de construcción del puente que no se cayó, sino que se desplomó. Huelgan comentarios al respecto. El túnel “Yanango” es un caso paradigmático. Existe una zona de gigantescos huaicos en la bajada hacia San Ramón para llegar a La Merced, los cuales habían destruido varios puentes mal diseñados por cálculos irrazonables.
El gobierno de turno optó por la construcción del túnel de más de un kilómetro de largo, pero no se hizo el cálculo del peso del lodo ni las dimensiones de las rocas que son arrastradas y que, al rodar, golpean el suelo. Tanto golpe sobre el túnel que no tenía suficiente profundidad terminó, al segundo año de inaugurado, por romper su resistencia y abrir un tremendo forado en la parte superior. Se desconoce quién o quiénes fueron los responsables y cuál fue el costo.
Ahora se hunde parte de Chancay por defectos de cálculo en la construcción del túnel para el gran megapuerto que convertirá al Perú en el único país en Sudamérica con capacidad para un comercio directo con el Asia. ¿Hasta cuándo esta demostración de incompetencia?
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