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Trabajemos pensando en las elecciones

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Fecha Publicación: 11/09/2024 - 23:00
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Corren los días, pasan las semanas, los meses; pronto serán años. ¡Ya estamos en el último trimestre del 2024! ¡Y aparentemente, todo permanece igual en este social, política, moral, económica, laboral, empresarial e infraestructuralmente destrozado país, desde que el totalitarismo se coludió con un camarada marxista que, todavía, preside el Jurado Nacional de Elecciones, para darle el triunfo electoral en abril 2021 al ágrafo, proterrorista, corrupto, golpista por excelencia y dizque profesor Pedro Castillo! Cambian los personajes, avanzan las fechas, suman las edades y empeoran las cosas. Pero el país, administrado por una banda de neófitos en todo –exceptuando la mañosería y la cleptomanía–, sigue impertérrito su rumbo a ninguna otra parte que al precipicio de los fracasados. Va liderado por una mujer que considera suficiente mérito pertenecer al género femenino para hacerse cargo de la vida, salud y hacienda de 34 millones de peruanos. El precipicio que tenemos al frente es el pozo séptico de los inútiles, fracasados, tontos, sinvergüenzas, delincuentes, etc., recolectados por el extremismo de las izquierdas, decididas a apoderarse del Estado coludidas con gente indeseable, además de impresentable; incluyendo a extranjeros totalitarios y a bandas criminales de profesionales del delito provenientes de Venezuela (cortesía del funesto régimen PPK); Colombia y pronto de Bolivia, como estamos advertidos por recientes informaciones.
La –para todos los efectos– quiebra de Petroperú estuvo cantada desde hace décadas. Sin embargo, la izquierda ha soliviantado al pueblo engañándolo con ese demagógico estribillo “Petroperú es del pueblo”, fabricando el cuento que es una empresa rica, estratégica, etc. Falso. Empecemos porque Perú produce magros 30,000 barriles/día desde pobres yacimientos e importa otros 220,000 barriles para refinarlo/distribuirlo. Pero en cada uno de estos procedimientos incumple la mínima regla de la eficiencia; a lo que hay que sumarle el costo del flete de importación y la corrupción enquistada en ella. La trampa es evidente. Un ente obsoleto, desbordado por una costosa planilla de ganapanes que viven de los impuestos que usted paga, amable lector; ajenos de toda eficiencia, ahorro, incluso cumplimiento de sus obligaciones, conscientes de que el Estado cubrirá todo aquello –robo incluido– que mes a mes, año a año, década a década genera Petroperú. Al extremo que después de sendos, costosísimos salvatajes económicos desde su fundación en 1979 por la dictadura Velasco Alvarado –solventados sucesivamente por el Estado– hoy Petroperú presenta un déficit de US$ 8,700 millones, aproximadamente, que pudieran generarle un gravísimo daño al Erario Nacional; consecuentemente a los 34 millones de peruanos que hoy sufren las consecuencias de la fenomenal crisis económica y financiera que ha generado este régimen manipulado por el comunista Vladimir Cerrón.
¡El problema se agrava, pues en año y meses habrá elecciones! Y las perspectivas de conseguir que gane un candidato honesto, con sentido común, conocimiento de manejo público y suficientes agallas para conducir este país, son prácticamente imposibles de alcanzar. Más grave aún. Pudiese ser que ocurra todo lo contrario y acabemos gobernados por otro impresentable corrupto, totalitario y además capaz de traicionar a su patria, arruinándola, comunizándola como Venezuela o Cuba.

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