Tráeme la noche

Una de las vías para alcanzar la verdad es el diálogo. Claro, me refiero a ese intercambio de ideas que implica respeto al adversario, curiosidad por la posición ajena, autocrítica y conciencia de la posibilidad del error propio. Esto lo hemos visto en la política (la buena), en la sociología, en la filosofía y, claro, también en el arte. Aunque en este último, tal vez no se transite esta vía a partir de una mesa redonda o en artículos publicados en revistas especializadas, sino en el análisis de las obras ajenas. Por ejemplo, dudo de que se pueda pensar en el surrealismo olvidando al dadaísmo, o al BUM sin las vanguardias, o a Bolaño sin el BUM, o a Tarantino sin Ennio Morricone.

Esta dialéctica por supuesto que es una vía a la verdad, pues el arte, en sus diversas manifestaciones, también la busca. Pensemos en “Bring on the night” de The Police, canción que pertenece al álbum Regatta de Blanc (1979). Si bien, mantiene esa línea armónica típica de la banda británica, juega con otros ritmos, lo que parece ser un diálogo con el reggae que, en los años setentas, tuvo su gran auge. Sobre la lírica de esta canción, pues debemos decir que es muy poderosa, construida a partir de las metáforas de la luz y la oscuridad, la noche y el día. Varios años más tarde, Gustavo Cerati presenta la canción “Tráeme la noche”, que es la traducción del título de la canción de The Police. No solo el título la vincula, también Cerati utiliza la misma base musical para esta canción, pero se apropia de la letra.

En este caso, su lírica pareciera entrar en diálogo con la versión de los británicos. Ofrece un sentido para la pregunta que podemos realizarnos al analizar “Bring on the night”: ¿de qué oscuridad habla?, ¿cuál es la luz o el día? Por supuesto que nosotros podríamos encontrar otro o proponerlo. Pero lo interesante es como otro músico, dejando de lado idiomas, tiempos y espacios entra en conversación, ofrece respuestas, se introduce en un sentimiento. Y así es. La verdad en el arte no es la de las matemáticas, la de la ley, la de la lógica, la verdad en el arte es como la de la vida, esa jacarandosa situación que provoca que, tarde o temprano, lo único que queramos es que llegue la noche.