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¿A tragarse el sapo?

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Fecha Publicación: 22/04/2025 - 22:00
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En realidad son dos sapos. Uno, el insólito –por decir lo menos– salvoconducto otorgado en cuestión de minutos para que la reo Nadine Heredia goce de la buena vida en Brasil. El otro batracio es por el “oportuno” reciclaje del inefable y fracasado ministro Santiváñez, censurado por el Congreso y retornado por la puerta lateral de Palacio para laborar en el despacho presidencial. Vamos por orden.
Conforme a la Convención sobre Asilo Diplomático de 1954, la ex primera dama de marras –y mandataria a destajo de facto durante el régimen humalista– no califica ni calificaba para el asilo, puesto que la concesión del mismo no es lícita para personas procesadas por delitos comunes –y ella, incluso, está condenada en primera instancia– y que, más allá de la discusión jurídica, no revisten ni por asomo carácter político. Contra esto se alega que únicamente le corresponde al Estado brasileño la calificación de la naturaleza del delito o de la persecución y que, concedido el asilo, el Estado peruano se encuentra obligado por el citado tratado y la propia Constitución a otorgar el salvoconducto y garantizar la salida de la asilada.
Sin embargo, para cualquier observador con uno o dos dedos de frente queda claro que el hoy ocupante del Palacio de Planalto –o sea, el presidente Lula– de la mano con la Cancillería desde el Palacio de Itamaraty han cometido un abuso o fraude de ley urdido a la sombra de la criminal trama “Lava Jato” que salpica tanto al asilante como a la asilada. Nadie se cree el cuento de que este asilo fue por “motivos humanitarios”.
Si esto resulta innegable a la luz del derecho internacional que obliga a los dos Estados en la lucha contra la corrupción y la impunidad, la sucesora presidencial y Torre Tagle debió, por mínima coherencia, diferir o debatir el salvoconducto y, por lo menos, no haber publicado un comunicado tan lacónico como sumiso. ¿Hubo otros intereses o un arreglo bajo la mesa?
La vuelta del “wayki” Santiváñez, al que le inventan un cargo bien remunerado al lado de doña Dina y con acceso a monitorear toda la información intergubernamental, es una burla en la cara del país. Antes despedido por el Parlamento y ahora repuesto por el Ejecutivo para Dios sabe qué más, parece que no habrá otro remedio que soportarlo al igual que a este desgobierno de turno hasta el año próximo. ¿O no? ¡Amén!

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