Transformemos la matriz del transporte
Mientras acá priman los despistados, interesados -y principalmente los corruptos- que se ufanan porque el Estado siga imponiendo peajes urbanos, interprovinciales y nacionales, en Europa sucede lo contrario. La explicación es sencilla. En el mundo desarrollado se le da preferencia al bolsillo ciudadano, mientras que acá continúan privilegiando los intereses de terceros. No es por otra razón que porque allí anida la corrupción que, como vemos, no hay manera de extirpar como principal problema que aqueja a la sociedad.
España, por ejemplo, ya ha presentado a la Comisión Europea una propuesta para excluirse de compromisos de la Comunidad Europea al pago por uso de autovías y/o autopistas. La iniciativa apunta a sustituir los peajes por diferentes soluciones, para bajar las emisiones contaminantes que genera el transporte carretero. ¡Por ejemplo, fomentando el transporte de mercaderías por el ferrocarril! Según el periódico español La Vanguardia, “Se prevé una futura ley de Movilidad Sostenible que obligaría a España a implantar un programa de desarrollo de autopistas ferroviarias”. donde resulte viable y exista suficiente interés empresarial en desarrollarlas, impulsando corredores por tren para atender -por su menor costo- el transporte de mercaderías. El Gobierno español igualmente manifiesta que España se compromete a aprobar una “bonificación de los cánones ferroviarios para trasladar mercaderías durante un periodo mínimo de cinco años, con medidas de incentivo al cambio modal desde la carretera y con un plan de modernización del sector.” La Comisión Europea ya ha aceptado esos cambios.
En España, la Red de Carreteras del Estado -1.435 kilómetros bajo el sistema de peajes- abarca menos del 10% del total de vías de alta capacidad existentes. Durante los últimos años, el Gobierno ha ido liberalizando más de 1.000 kilómetros de peajes y ha bonificado diferentes tramos de vías rápidas, medida que supone un desembolso de 65 millones al año. Transportes calcula que con sus decisiones los conductores ahorran un total de 1.400 millones al año”, manifiesta el siempre bien informado periódico español. Y agrega, el cobro de peajes por utilizar las vías metropolitanas e interprovinciales no ha demostrado ser un factor económico, eficaz -y sobre todo conservador del medio ambiente- tanto en lo que respecta al transporte de pasajeros como para carga de mercaderías.
Este escriba es un fiel convencido de las incalculables ventajas que tiene la vía férrea con relación a la carretera. Acá inclusive la idea fue tratada por diferentes dirigentes políticos, entre ellos PPK y López Aliaga. En anterior comentario, reclamamos el establecimiento tanto de un servicio de cabotaje como una red ferroviaria, recordando que hasta los años 1970 el tren unía el tramo entre Lima y Huacho. Ahora, cuando próximamente entre en funciones el megapuerto Chancay, revivir esa red ferroviaria se convierte en prioritario. ¡Mandatorio! Asimismo, la propuesta de una línea férrea que enlace Lima con Ica resulta hoy indispensable para el desarrollo de un sector de inmenso valor productivo (fundamentalmente agrícola e industrial), como el llamado Sur Chico.
Confiep debiera abocarse a promover ambas iniciativas, como parte de su obligada función promotora del empresariado privado.
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