Transitorias permanencias

No conozco su nombre ni ellos el mío. Pude haberles conversado una de esas tantas veces que desde el borde de la vereda o en la pista los he visto colorear difuminar o esperar que alguien con buena voluntad deje una moneda en uno de los depósitos de plástico celeste, rojo, azul que tienen en la mano o junto con sus bolsas, cajas y otras pertenencias ponen al filo de la imagen que ocupa varios metros cuadrados en la esquina del pasaje peatonal José Gálvez en la espalda del Mercado de Magdalena. La imagen, que pintan doblados sobre el asfalto, tiene de modelo una estampa o una lámina que ellos no pretenden realizar con repetición exacta pero consiguen entregar como muestra de su habilidad con el manejo de las tizas al trazar los bordes creando formas que después, con un cuidadoso frotado, llenan de color.

En todos esos meses, pueden ser de dos años, no diariamente, he tomado tiempo para ver con qué dedicación se ponen a la obra que algunas veces responde a una fecha cercana o sólo apela al sentimiento religioso para conseguir con su voluntad de trabajo, su gusto por el dibujo y su capacidad de expresión una moneda que alivie el día y de paso, mal paso, ver algunas veces esa falta de interés y respeto por la obra ajena y su tarea de niños grandes y adolescentes. Se ha renovado el equipo, pero mantienen esa condición de equipo.

Han dejado el centro de la pista que pudieron usar cuando por la pandemia y respeto por el peatón, la ordenanza municipal otorgó espacios para ampliar posibilidades de ocupación laboral respetando medidas de seguridad sanitaria. Hoy ha sido revocada, pero a nuestros jóvenes artistas les han dejado un borde cercano a la vereda donde mantienen su quehacer, que junto con la presencia del trío que con guitarra y esa voz que guarda recuerdo de las jaranas en locales donde la palabra cantada sabía decir lo que el autor había puesto con sentimiento. No era necesario micrófono.

Este trío de hombres mayores que a medio día entrega clásicas piezas del cancionero criollo, usa micro con pequeño alto parlante pero no reparte alaridos. Jóvenes y mayores son artistas que me permiten decir son transitorias permanencias que enfrentan con dignidad y entereza el disfrute de una habilidad, de un gusto, de una calidad sin doblez al buscar la pequeña solución momentánea del pasar el día a día. En ellos, que son parte de la ciudad que se ve, hay veces no la ven, vive esa alma que no ha bajado la cabeza, que sabe de la lucha y la dureza de los tiempos para quienes tienen que buscar el pan.

Las imágenes de hoy responden a una Semana en que se unieron los dolores del Crucificado con los de los castigados por lluvias y huaicos que debieron castigar a quienes permitieron ocupar quebradas y a quienes saquearon al Estado.

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