Trazo de la nueva Carretera Central
El Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP) fue creado para garantizar proyectos de inversión socialmente rentables, efectivos y sostenibles, para reducir nuestro déficit de infraestructura y servicios básicos.
Revisando los proyectos carreteros de penetración, la construcción y ubicación del puerto de Chancay al norte de Lima, así como las vías que deberían mejorarse en el sur chico para interconectarse con la panamericana sur hacia la capital o hacia Cañete, Chincha, Pisco, entre otros, notamos ciertos vacíos y contradicciones en la elección del trazo de la ruta de la nueva Carretera Central.
En primer lugar, la justificación para la construcción de una nueva carretera central manteniendo la actual para ampliar la infraestructura, fue que ésta ha llegado a un punto de colapso.
Si la carretera actual ha colapsado la pregunta obvia es ¿por qué si ha colapsado tendríamos que seguir utilizándola hasta Carapongo, saturando el tránsito hacia Chosica, desde donde recién se abriría como una oreja vial hacia el sur este para luego volvería a unirse con la actual vía antes de La Oroya? Es más que evidente que la colapsada vía seguirá bloqueada por el tránsito entre Carapongo-Lima y viceversa y el paso por La Oroya hacia Cerro de Pasco y a Jauja-Huancayo, porque, además este cuello de botella elevaría los costos de transporte desde Pucallpa y Huánuco hacia Lima (ida y vuelta) así como el tránsito desde la Selva Central.
Parecería entonces más razonable, cosa que no se ha discutido mucho, que la nueva Carretera central debe ser “nueva” en toda su extensión y proyectarse de manera paralela desde un punto al sur de Lima para desembocar en una zona entre Sapachanga y Huancayo para que luego sea fácilmente interconectada con Jauja y la carretera que va desde esta ciudad hacia Tarma y desde ésta a la Selva Central. Así tendríamos dos carreteras para el tránsito entre Lima, Huancayo y la Selva Central sin peligro de colapso en el corto plazo.
Si a esto le agregamos que está en construcción la carretera Canta-Huayllay y Huaral-Huayllay que llega hasta Cerro de Pasco, estas vías descongestionarían el tránsito hacia y desde Huánuco y Pucallpa con salida directa al puerto de Chancay.
Pero, además, tenemos el proyecto en desarrollo de la carretera Huaral-Oyón-Ambo-Huánuco, la que aceleraría el transporte desde Pucallpa, facilitándose una probable interconexión con Brasil ofertándose a este país cuatro canales de salida al Pacífico, que podrían ser cinco si se mejora la vía Cañete-Lunahuaná-Yauyos.
Presentamos el tema porque nos parece que el debate debe abrirse pues hoy más que nunca debemos invertir en infraestructura, pero también hay que cuidar la seguridad jurídica en la contratación pública para no cambiar las reglas de juego cuando las inversiones se están realizando. Eso produce vergüenza porque la inversión sí colapsa como está ocurriendo en Miraflores con la paralización de edificaciones que contaron con licencias de construcción válidas, dejándose en la calle, además, a cientos de trabajadores de construcción civil.
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