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Tributo a los senadores

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Fecha Publicación: 18/09/2022 - 22:40
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Recuerdo como si fuera ayer cuando el Dr. Romualdo Biaggi Rodríguez, entonces presidente de la Cámara de Senadores, me cita a su despacho, era la primera vez que lo conocía en persona y me dice: “Usted se va a encargar de toda la Dirección General de Prensa, Comunicaciones y Relaciones Públicas del Senado de la República”, le agradezco la confianza y deferencia y le pregunto, ¿Hay alguna publicación externa del Senado?, a lo que me responde: “No la hay”, era exactamente un 7 de septiembre de 1988; a lo que le contesto, vamos a sacar la “Gaceta del Senado” con ocasión del Día del Periodista que se celebra este primero de octubre, su periodicidad será mensual, pero una sola atingencia con el respeto que se merece, no será la gaceta del presidente del Senado, todas las tiendas políticas de la Cámara de Senadores tienen que participar, a lo que con una sonrisa don Romualdo me responde: “por eso lo llamé, Sr. Vignolo”.

Una de las primeras leyes en favor de los periodistas colegiados fue dada por el Dr. Biaggi un 4 de octubre de 1988, es la Ley No. 24898 que establece que deben ser necesariamente periodistas colegiados los que prestan servicios como jefes de información, los agregados de prensa, los periodistas del sector público, gobiernos locales, organismos descentralizados.

Yo en aquella época tenía 29 años y era la primera vez que entraba a lo que alguna vez se le denominó el Palacio Legislativo.

Miles de veces estreché la mano de don Felipe Osterling Parodi, último presidente de la Cámara de Senadores, ante el autogolpe de Fujimori, aquel domingo 5 de abril de 1992, en que se “disolvió” la Cámara de Diputados y de Senadores.

En los Pasos Perdidos o en el hemiciclo estrechaba la mano de Luis Alberto Sánchez, don Armando Villanueva del Campo, Sandro Mariátegui, Enrique Bernales Ballesteros, Rolando Breña Pantoja y tantos más que dieron prestancia, lustre y señorío a la Cámara de Senadores, cada disertación era una cátedra de Derecho constitucional, un ágora del saber.

Recuerdo a José Antonio Jiménez Mayor, entonces Oficial Mayor del Congreso, al Sr. Deza, a mi hermano del alma Augusto Shibuya Ruiz, a Pepe Cevasco, entre otros grandes amigos.

Con mi nieta que vino al Perú, fuimos con mi hijo y su novia al Congreso de la República, lo volvía a pisar después de muchos años y Pepe Cevasco nos recibió con el mismo cariño y afecto de siempre.

Sentí profunda satisfacción a pesar del tiempo ido…, de antiguos empleados que me saludaban como si el tiempo no hubiera pasado…

Este 20 de septiembre se conmemora el Bicentenario del Congreso de la República, esta pequeña crónica es un tributo a esos excelsos senadores de los cuales aprendí tanto y elevo una oración al Cielo por don Romualdo Biaggi Rodríguez que me dio la confianza y la oportunidad de poder trabajar al lado de ilustres jurisconsultos.

A mis amigos del Senado, de manera especial a Augusto Shibuya y Pepe Cevasco, un abrazo con el cariño y afecto de siempre.

Hoy las circunstancias del Congreso son muy diferentes, no es ni la sombra de lo que fue, pero tengo la esperanza de que renacerá cual ave fénix con gente límpida, proba, pero sobre todo decente por el bien de nuestra Patria, Dios quiera que la vida nos alcance para poder disfrutar nuevamente.

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