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Tu voz para una mejor escuela

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Fecha Publicación: 30/09/2022 - 22:35
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Tu voz para una mejor escuela es el lema que introduce la intención del actual gobierno de “contar con un currículo actualizado (…)”. Una vez más, desde el alto poder gubernamental, pretenden determinar lo que se quiere para los alumnos. Esta vez se apela a un enunciado edulcorado y participativo. ¿En verdad podemos asumir que el Minedu incorporará las propuestas de todas las voces escuchadas? Es un gesto populista. Además, el presidente en su presentación en la Asamblea de las Naciones Unidas, anticipó cuáles serían las líneas maestras del cambio en el currículo. Dicho sea de paso, la única novedad –por el trapicheo que despierta– es lo de tener un currículo actualizado. ¡El pasado inmediato data del 2016, cosas de la cultura del descarte o del afán de poder!

La mentada proclama presidencial me suscita algunas reflexiones. En primer lugar, la implicancia de un cambio de currículo es cabalmente precisada por Lucio Castro ( ) “El currículo obedece a una mirada integral en cuestión de qué cosas quieres para los alumnos, qué contenido debe desarrollar para lograr aquello que quieres con los alumnos, quienes deben participar en el proceso”. Suele ser frecuente que los gobiernos –no solamente en el Perú– quieran intervenir, con reformas parciales o totales de la educación, izando floridas banderas emotivas, exitistas o buenistas, que en el fondo responden a lo que quiere quien las enarbola. Junto con las finanzas, el gobierno de turno se apropia del sector educación: que es el mejor cauce para adoctrinar, para infiltrar ideas y conductas monocordes. En esta línea, sostengo que nuestra democracia es precaria: tenemos margen de autonomía en muchos campos de la vida ciudadana, sin embargo, la educación se ha entregado a grupos de izquierdas que quieren imponer su agenda ideológica atentando contra la pluralidad, la peruanidad, la familia y los valores y tradiciones occidentales. Es más, los peruanos que no comulgan con los principios marxistas ni con los planteamientos progresistas son obligados –vía impuestos– a sufragar a operadores con piel de profesores cuyo propósito es adoctrinar sistemáticamente a los alumnos, en lo que el gobierno quiere. Aún hay más, a la iniciativa privada en educación se le ahoga con cargas administrativas pesadas porque se configura en una suerte de dique que impide que drene el totalitarismo del pensamiento único.

Para intervenir en educación, las administraciones gubernamentales siempre encuentran razones o niegan la realidad. La educación no se impone, se propone a voluntades libres, lo que quiere decir que las respuestas de los estudiantes siempre serán distintas. Uniformar es imposible, pero como el igualitarismo se ha impuesto aquí tendrán la excusa perfecta para seguir insistiendo en decidir en vez de cada familia.

En contra de las pretensiones del CONARE-MODAVEF [tu voz para una mejor escuela] han reaccionado el SUTEP, vinculado al partido comunista, y los caviares adalides de la progresía y de la ideología de género, mientras que la enseñanza-aprendizaje pública injustamente va a la deriva.

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