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Tú, yo y nosotros

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Fecha Publicación: 20/06/2023 - 21:30
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Durante la ocupación Satsuma de Okinawa, un samurái que había prestado dinero a un pescador, hizo un viaje para cobrarlo donde éste vivía. Ese año la temporada había sido mala, con lo que el pescador no tenía el dinero y, al enterarse de la presencia del samurái, famoso por su mal genio, el pobre hombre huyó lo más lejos que pudo. El samurái fue a la casa del pescador y no encontrándolo allí lo buscó por todo el pueblo. A medida que se daba cuenta de que se estaba escondiendo se iba enfureciendo cada vez más.

Finalmente, al atardecer, lo encontró bajo un barranco que lo protegía de la vista. Encolerizado, desenvainó su espada y le gritó: “¡Al fin he dado contigo! ¿Qué tienes que decirme?” El pescador, atemorizado, replicó: “Antes de que me mates, me gustaría decir algo. Humildemente te pido esa posibilidad.” El samurái contestó: “¡Ingrato... ¡Te presto dinero cuando lo necesitas, te doy un año para pagarme y me retribuyes de esta manera!… ¡Habla antes de que cambie de parecer!” “Lo siento, dijo el pescador, lo que quería decir era esto: acabo de comenzar el aprendizaje: ‘Si alzas tu mano, restringe tu temperamento; si tu temperamento se alza, restringe tu mano’”.

El samurái quedó anonadado al escuchar esto de un simple pescador. Envainó su espada y dijo: “Bueno, tienes razón. Pero acuérdate: volveré en un año a partir de hoy… ¡Y será mejor que tengas el dinero!” Y se fue. Había anochecido cuando el samurái llegó a su casa y, como era costumbre, estaba a punto de anunciar su regreso, cuando se vio sorprendido por un haz de luz que provenía de su habitación a través de la puerta entreabierta. Agudizó su vista y pudo ver a su esposa durmiendo junto al contorno impreciso de alguien que dormía a su lado. Muy sorprendido y explotando de ira se dio cuenta de que era… ¡un samurái!

Sacó su espada y sigilosamente se acercó a la puerta de la habitación. Levantó su espada preparándose para atacar a través de la puerta, cuando se acordó de las palabras del pescador: “Si tu mano se alza, restringe tu temperamento; si tu temperamento se alza restringe tu mano”… Volvió a la entrada y dijo en voz alta. “He vuelto”… Su esposa se levantó y abriendo la puerta salió junto con la madre del samurái para saludarlo: la madre vestía las ropas de él; se las había puesto para ahuyentar posibles intrusos durante su ausencia... El año pasó rápidamente y el día del cobro llegó. El samurái hizo nuevamente el largo viaje. El pescador lo estaba esperando. Apenas vio al samurái salió corriendo y le dijo: “He tenido un buen año. Aquí está lo que le debo y además los intereses.

¡No sé cómo darle las gracias!” El samurái puso su mano sobre el hombro del pescador y dijo: “Quédate con tu dinero. No me debes nada. Soy yo el endeudado”.

¿Por qué ciertas relaciones nos resultan tan difíciles? ¿Cuál es la razón por la que en ellas el diálogo y el vínculo son una tarea pesada en vez de un lugar de autodescubrimiento y de crecimiento mutuos? No hay una respuesta fácil ni sencilla; quizás podamos descubrir detrás de estas relaciones difíciles nuestra tendencia a reaccionar de forma inmediata, sin darnos el tiempo de reconocer en nosotros lo que nos desequilibra y nuestra propia reacción. Existe también la posibilidad de que en este tipo de relaciones afloren en nosotros de manera inconsciente viejas heridas del pasado, al evaluar esta situación como similar a la que las originó.

Cuando nos entrenamos en reconocer nuestros sentimientos y filtros mentales, podemos comprender lo que es nuestro y lo que es del otro en la relación. Dejamos de proyectar en él nuestras sombras porque hemos perdido el miedo a hacernos cargo de ellas. Podríamos sustituir la reacción inconsciente y automática por respuestas conscientes.

Las relaciones basadas en las luchas de poder, en el control, el dominio, la sumisión, la posesividad y los celos se deterioran pronto. El amor sólo perdura en la tierra fértil del respeto y la libertad, donde cada uno tiene su propio espacio y ambos danzan al ritmo del acercamiento y la distancia, moviéndose de la fusión a la individualidad.

Es necesario aprender herramientas para conocernos, liberarnos del pasado y empezar un nuevo ciclo desde el amor puro con uno y después hacia al otro, si necesitas ayuda para lograrlo, búscame como Zu Ghersi Instagram https://www.instagram.com/zughersi/. Programas de reducción del estrés y de Inteligencia emocional con Mindfulness.

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