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Un bloque latino global

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Fecha Publicación: 23/04/2023 - 22:00
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La actual situación de quebrantamiento de un orden político y económico mundial nos hace recordar a una coyuntura igualmente peligrosa que vivió el mundo antes de la Segunda Guerra Mundial. Entonces, se establecieron -para citar solo un ejemplo- alianzas absurdas como las de potencias occidentales con la Unión Soviética para combatir a gobiernos anticomunistas en Europa y Japón. No importó entonces la amenaza que significaba para el mundo el régimen expansionista y genocida de Stalin, que agrupaba a cientos de millones, ni las consecuencias de la extensión del comunismo a Occidente, la que hasta ahora sufrimos.

Hoy son también algunos gobiernos los que, no necesariamente en interés de las naciones, crean conflictos. Algunas industrias además de las bélicas -las energéticas- especulan sobre ventajas en situaciones de guerra. Políticos elitistas también aprovechan para ganar poder.

Tarde o temprano América del Sur se va a tener que ver enfrentada a una situación de enormes consecuencias: el creciente conflicto entre la República Popular China y los Estados Unidos de América. Ambos países tienen intereses especiales en Latinoamérica. Desde el punto de vista de inversiones y relaciones comerciales, así como en deuda externa, la presencia china superó la estadounidense. Los EE. UU. mantienen, a diferencia de China, una hegemonía en el manejo de la propaganda e información. Y por qué no admitirlo, en el campo afectivo y de las emociones favorables.

No obstante, la Potencia Dominante –como la llamaba hace cincuenta años García Bedoya– no pudo evitar que Latinoamérica se vea dividida por populismos, que se maquillaban de inquietada o de derecha, pero que están marcados por la corrupción y falta de capacidad de resolver los problemas más graves en sus países.

El aspecto ideológico ha entrampado a la región. Parece que en Latinoamérica no se quieren enterar de que hace 33 años cayó el Muro de Berlín. Ni quieren darse cuenta que hoy en el mundo ya no importa qué sistema político aplica cada país, o cuál es el dominante. Lo que interesa son los resultados. ¿Acaso alguien puede decir que el progreso de China y su gravitación mundial se debe a que es comunista o capitalista?

En ese nuevo escenario las naciones deben volver a afianzarse en sus raíces y orígenes. Al respecto cabe recordar que poco antes de la Segunda Guerra Mundial Moisés Pinto Bazurco publicó un libro titulado El Bloque Latino, en el que proponía que lo latino no solo debe ser circunscrito para la parte sur de América.

Es necesario buscar alianzas entre naciones latinas a nivel global. Es decir, unir esfuerzos entre América del Sur, con europeos latinos, como son Rumania, Moldavia, Suiza (en algunos Cantones), Francia, Italia, Andorra, España, San Marino, y otros tantos países en los que podemos encontrar aspectos comunes, así como, en forma especial, valores e intereses complementarios.

Frente a un nuevo conflicto entre superpotencias de Asia y Norteamérica, en que podemos mantener una conveniente neutralidad, se hace necesario apartarnos de tácticas de asimetrías ideológicas en la región, para retomar el camino del respeto a los principios, así como el reconocimiento a logros concretos. Ello nos permitirá un mayor acercamiento a Europa, y mantener tanto la democracia, como el Estado de Derecho, y la vigencia de conquistas importantes en el campo del Derecho, como son los Derechos Humanos y el Derecho Ambiental.

El Perú asumiría el papel que le corresponde a nivel regional y global si lograra hacer prevalecer, dentro de una nueva arquitectura de distribución del poder, aquello que nos une en este mundo cada vez más desigual: estos son, los preceptos y acciones a favor de la paz y desarrollo contenidas en la Carta de las Naciones Unidas, y así evitar la amenaza de un conflicto bélico en el que todos perderíamos.

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