Un buen reglamento para regular el uso de celulares en las aulas
Ojalá que el Ejecutivo acelere la promulgación de la nueva ley aprobada por el Congreso que busca limitar el uso de celulares en las aulas. Esta medida tiene como fin evitar que los estudiantes se distraigan, afecten su rendimiento escolar o se vean expuestos a situaciones de violencia. La prioridad debe ser el bienestar y el desarrollo integral de los escolares, por encima de cualquier interés comercial.
La norma establece que el uso de celulares solo estará permitido con fines pedagógicos, en momentos determinados y bajo supervisión docente, especialmente en escuelas donde no hay acceso a tabletas ni computadoras. Esta es una regulación razonable y flexible, no una prohibición absoluta.
Existen posiciones divergentes frente a la ley. Algunos argumentan que la tecnología debe estar al alcance de los estudiantes sin restricciones para fomentar su formación digital. Otros consideran que los celulares no deben ingresar a los colegios debido a los múltiples riesgos que implican. Sin embargo, todos debemos tener en cuenta las consecuencias del uso desmedido del celular en el aula.
Pensemos en un ejemplo sencillo: si un estudiante saca su celular en plena clase de matemáticas para ver videos, esa distracción podría detener la sesión al menos 20 minutos entre el llamado de atención y la posible sanción. ¿Quién pierde? Todos: los estudiantes, el docente y los padres que confían en la calidad educativa. El tiempo no se recupera. ¿Les importa esto a las compañías de celulares?
Hoy en el Perú hay más celulares que personas. Según Osiptel, a fines de 2024 había 42.7 millones de líneas móviles en un país con 30 millones de habitantes. Los operadores facturan más de 20 mil millones de soles al año. Con estas cifras, no es difícil suponer quiénes se oponen a esta ley: un mercado sin regulación les resulta muy conveniente, y el segmento escolar había estado libre de restricciones hasta ahora.
El marketing dirigido a adolescentes es agresivo. Se promueven constantemente nuevos modelos, con el objetivo de generar presión en los hogares para adquirirlos. Pero mientras los vendedores buscan maximizar ganancias, los padres de familia —y el Estado— tienen el deber de proteger la salud física, mental y emocional de los menores.
La ley, aprobada el 31 de mayo, busca prevenir el ciberacoso, la adicción a los celulares, los videojuegos violentos y el uso nocivo de redes sociales. También apunta a mejorar la atención y el rendimiento escolar, así como a promover ambientes de sana convivencia. Diversos estudios han comprobado que el exceso de exposición a pantallas afecta la concentración, el aprendizaje y el sueño.
Ahora, el desafío está en que los ministerios de Salud y Educación elaboren un reglamento eficaz en un plazo de 60 días. El Perú debe mirar las buenas prácticas de países como Suecia, Francia o Australia, que han restringido el uso libre de celulares en escuelas.
¿Estará el Ejecutivo del lado de los estudiantes o del mercado?
¡Despierta, Perú! ¡Que así sea! ¡Bendiciones!
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