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Un circo en Palacio

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Fecha Publicación: 08/02/2022 - 22:40
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El Perú es un circo que la prensa internacional ha puesto en evidencia y ahora es “famoso” en todo el mundo.

Vladimir, un empresario circense, tuvo la visión de fijarse en el “talento” de un modesto “prosor” que, siguiendo sus consejos y falsas promesas, logró capitalizar el odio de millones de peruanos quienes, al elegirlo, hicieron posible se instale un improvisado circo dentro de palacio de gobierno.

El circo del “prosor” es muy criticado. Gran parte del elenco reclutado no tiene el talento necesario. Algunos son sólo conocidos en tribunales y comisarías.

El “hombre bala” es una vergonzosa muestra. Su espectáculo sólo duró tres días. En su última actuación desapareció a la velocidad del sonido que producían los gritos que exigían su salida.

Verónika, la “mujer de jebe”, se marchó molesta porque sus preferidos quedaron fuera del elenco. No lo hizo por la vergüenza de haber contorsionado durante meses para el “prosor”. ¡Cero dignidad!

El “prosor” demuestra ser un experimentado “equilibrista” porque cuando parece que va a caer desde lo más alto de la carpa, se recupera y a pesar de sus “errores” logra mantenerse sobre la cuerda.

Aníbal el “lanzacuchillos” es una persona mayor que aparece en la oscuridad con una venda en los ojos y afilados instrumentos en sus manos, los que lanza sin mirar, con ira que no puede controlar. ¡Odia a Fujimori!

Puka, el “tragasables”, es el mejor de los escuderos, pero aún no sabemos de quién. Es tan impredecible que en un exabrupto podría poner en riesgo la continuidad del circo. Dina, “la gitana”, camina por los alrededores de la carpa, leyendo manos caviares en las que ve que podría ser la próxima dueña del circo. El mejor payaso es sin duda Pinturita, que lleva meses riéndose de todos.

Los elefantes nos dan pena, parecen haber sido cedidos por la fiscalía, caminan lento, pausado, indolentes ante los indicios de corrupción en este gobierno. Eso sí, las jirafas del oficialismo en el Congreso estiran sus largos cuellos para mostrar que siguen “vigilantes y atentas”.

El “ilusionista” De Soto pretendió hacernos creer que el “prosor”, con su ayuda, podría convertirse en un gran estadista. También destacó Francke, el “hipnotizador”, que quiso ponernos en trance para convencernos que por sus logros vivimos en el país de las maravillas.

También hubo algunos números que fracasaron. Mirtha la ventrílocua no pudo hacer hablar al “prosor”. Bermejo no convenció con su número del “lanza fuego” porque por su poca paciencia siempre terminaba explotando.

Lamentablemente “el prosor” se está quedando solo. Su ilusión es mantenerse dentro de la carpa.

Millones de peruanos, avergonzados, esperamos que este sea sólo un circo itinerante, que pronto desarmen su carpa y se vayan muy lejos.

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