Un Estado moderno no solo es infraestructura; es principalmente gestión

El martes pasado, una madre de familia murió arrollada cuando se disponía a recoger la constancia de ingreso de su hija a la Universidad Mayor de San Marcos.
Esta tragedia está determinada, evidentemente, por varios factores, como la imprudencia de algunos conductores, que da origen a la altísima tasa de mortalidad por accidentes de tránsito en nuestro país. Más allá de estos problemas estructurales, quiero concentrarme en uno en específico: la modernización del Estado.
Dentro de la lógica de un Estado moderno, ¿cómo es posible que se sigan remitiendo constancias físicas cuando la digitalización permitiría enviarlas por correo electrónico, evitando así costos de tiempo y transporte al usuario?
La idea de que las constancias de ingreso a las universidades sean digitales en lugar de físicas reduce el tiempo de espera para los estudiantes, evita largas filas y trámites burocráticos, ahorra costos de transporte al eliminar la necesidad de desplazarse a la universidad para obtener un documento físico y elimina gastos administrativos, como impresión, almacenamiento y distribución de documentos físicos, entre otros.
Transformar las constancias de ingreso a las universidades en documentos digitales no solo beneficia a los estudiantes al ahorrarles tiempo y costos, sino que también representa un paso importante hacia la modernización del sistema educativo.
Y no solo la educación necesita un proceso de modernización urgente. Ya que hablamos del transporte, la expansión del parque vehicular, el caótico sistema de transporte urbano, el excesivo número de taxis y la falta de una adecuada gestión del tráfico demandan el diseño de políticas públicas de transporte urbano, en las que converjan las políticas de desarrollo urbano y las políticas de transporte y movilidad.
La amplia literatura sobre transporte urbano y movilidad indica que, si el transporte no se planifica y no se ordena o si se deja a las fuerzas libres de la oferta y la demanda, se generan tres externalidades típicas: congestión, contaminación y accidentes.
En el Perú, la inseguridad vial es principalmente urbana, con una de las tasas de accidentes más altas de las ciudades latinoamericanas. A pesar de ser un país con bajo parque automotor en la región, presenta la mayor tasa de mortalidad por accidentes de tránsito (15,9 de cada 100 mil habitantes). De acuerdo con datos del Instituto de Medicina Legal, los accidentes son la principal causa de muerte a nivel nacional, por encima de los homicidios y suicidios (2011-13).
Ya hablamos de la educación y el transporte, pero si existe un estamento del Estado donde realmente se siente el abandono del gobierno, ese es, sin duda, el sector salud. ¿De qué nos sirve la infraestructura si no tenemos personal? Existe un déficit de 25 mil profesionales de la salud, de los cuales cerca de 16 mil son médicos. EsSalud tiene una tremenda deficiencia de recursos humanos, falta de insumos y medicamentos, infraestructura deficiente y déficit presupuestal.
Las personas pasan, pero una realidad permanece constante, inmutable, inalterable, inamovible con el paso del tiempo: la situación de la salud pública en el Perú. La salud pública está colapsada.
Entonces, es hora de modernizar el Estado. Se necesita modernizar la gestión pública optimizando la administración interna a través de un uso más eficiente y productivo de los recursos públicos.
Un problema específico es una brecha de atención o necesidad identificada en una población, que se espera resolver con el diseño de políticas públicas. Este problema se expresa como una condición negativa en la población, y en términos de su magnitud, relevancia, persistencia, temporalidad y grupos poblacionales. Es en este punto donde comienza el proceso de modernización.
No solo se requiere construir más hospitales, colegios o carreteras; se necesita, sobre todo, acercar eficientemente los servicios del Estado a la gente, crear prestaciones sociales de calidad, como salud y educación, y establecer una “infraestructura social” que dignifique a las personas.

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