¿Un paro es eficaz para resolver la seguridad ciudadana?

Ante el escalofriante incremento (pareciera incontenible) de la extorsión, rapto, sicariato, robos, asesinatos, chantajes, etc., que aún no se combaten eficientemente, la población se siente insegura en vías públicas, establecimientos, empresas, vehículos y viviendas. Los extorsionadores actúan contra empresarios, propietarios de transportes públicos, exigiendo sumas de dinero bajo el chantaje de darles muerte a ellos, sus familiares e incluso a los trabajadores y pasajeros. No obstante, a pesar de que reiteradamente se han hecho pedidos a los políticos de los poderes Legislativo y Ejecutivo para que, en cumplimiento de sus obligaciones y deberes, expidan normas y efectúen acciones no solo para combatir a esos delincuentes, sino para extinguir la delincuencia, esta no desaparece ni cesan los actos delictivos ni las organizaciones criminales. Esto refleja que los servicios de inteligencia de la Policía no tienen el respaldo suficiente.
Ante el grave incremento de la extorsión, el chantaje y el sicariato, los trabajadores del transporte han realizado un exitoso paro que ha sido públicamente respaldado por trabajadores de otras áreas y empresarios. El paro equivale a una huelga de carácter social, ya que existe un objetivo real, justo y posible de realizar que motiva la petición y el consecuente reclamo, pues está afectando los derechos e intereses de toda la colectividad. Esto ocurre debido a que han fracasado totalmente las previas peticiones hechas a organismos públicos, exponiéndoles el problema y solicitándoles reiteradamente una solución efectiva.
Consecuentemente, cabe preguntarse: ¿El paro efectuado por la ciudadanía es un medio eficaz para obtener la solución a las peticiones de garantizar la seguridad de todas las personas, sin excepción? O, dicho de otro modo: ¿las autoridades competentes deben esperar que se agraven las protestas para recién resolver lo peticionado?
Las autoridades del Poder Ejecutivo y Legislativo tienen que comprender que no es necesario, razonable, útil, imprescindible, táctico, estratégico ni un modo eficaz desatender las peticiones y reclamos de la población, según el caso, sino que deben resolverlas a la brevedad, con equidad, previo a oportunas conversaciones inteligentes con los solicitantes.
No debe esperarse que se produzcan actos de protesta para recién darse cuenta de que existen problemas por resolver.
Aún hay en el país muchos problemas no resueltos. ¿Por qué esperar que reaccionen los pueblos ante la indolencia de los llamados a resolverlos? Es menester atender oportunamente las peticiones, con lo que se evitarán daños a los bienes de propiedad privada o pública y, lo que es más grave, la pérdida de vidas humanas.

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