Un Presidente acorralado
El mandatario golpista se encierra en su, cada vez más, reducido espacio de gobierno, agobiado por las evidencias del desastre de gestión que ha realizado a lo largo de dos regímenes. Como vicepresidente y ministro de Transportes y Comunicaciones de PPK y luego como presidente, tras haberle rogado a los congresistas fujimoristas que voten por él para sustituir a Kuczynski. ¡Incluso hizo esa gestión antes de que renuncie PPK! Le reconstrucción del norte quedó en el olvido La construcción de mil escuelas cada año se convirtió en otra falacia más, a pesar de que su inepta ministra Flor Pablo se permitió mentirle al país diciendo que Vizcarra sí había cumplido dicho compromiso. El sector Salud ha caído a sus peores niveles de negligencia, y la promesa de Vizcarra de construir hospitales por todo el Perú es otra estafa, porque inaugura nosocomios que no están concluidos –inclusive iniciados por gobiernos anteriores- y además, sin presupuesto operativo. La rampante inseguridad ciudadana es aterradora, causando innumerables muertes y dejando a mucha gente traumada, mutilada, inutilizada por el resto de sus días. Y este rosario de incumplimientos y falsedades sigue y sigue…
El caso de la ministra de Justicia es otra muestra de la incompetencia y doble discurso del mandatario golpista. Habiendo metido la pata la ministra Ana Revilla despreciando el caso de una madre y sus dos hijos asesinados por el conviviente –a pesar de que la víctima desesperadamente llamó 40 minutos antes a la comisaría de El Agustino para denunciar que este criminal la estaba amenazado de muerte- en vez de renunciar por dignidad frente al malestar ciudadano que causara su desdén la ministra demandó que Vizcarra se pronuncie previamente. Este lo hizo recién dos días después, diciendo “No aceptamos esas declaraciones”. ¡Pero en vez de removerla, le renovó su confianza!
Asunto más grave es ese de la mano derecha, la mesa de noche, la romana del diablo del mandatario golpista que, no obstante aparecer como investigado en el affaire del hospital de Moquegua, hace gala del respaldo que tiene de su mandamás palaciego. En efecto, Edmer Trujillo, el todavía ministro de Transportes y Comunicaciones, debió dejar el cargo y ponerse a disposición del Ministerio Público. Porque, como jefe de una cartera, no sólo necesita ser honrado sino parecerlo. Máxima que, lamentablemente, para este régimen golpista funciona al mínimo. Pero había muchísimo en riesgo. ¡Este hombre conoce demasiado sobre Vizcarra! Entonces la orden de palacio fue que siga aferrado al cargo. Hasta que hace dos días, ante la impunidad de Edmer, la Fiscalía Provincial Corporativa Especializada en Delitos de Corrupción de Funcionarios de Moquegua ha reabierto proceso preliminar por los –multimillonarios- pagos irregulares efectuados a ICCGSA –integrante del “club de la construcción”- para adelantarle cuarenta y tantos millones de soles a cuenta de la futura construcción del Hospital de Moquegua. La inclusión de Trujillo -hoy como investigado- corresponde evidentemente a su participación como gerente general de la región Moquegua, durante el período en que Martín Vizcarra fungía de gobernador de la región que ejecutaba dicho proyecto. ¡Uyuuuuyuy!