Un Presidente ignorante y fotocopiador
Durante estas últimas décadas nuestro Estado ha maleducado a sendas generaciones atentando contra su futuro. ¡Y con ello, contra el futuro de millones de peruanos! Una de las consecuencias de semejante agresión es esta vergonzante realidad: ¡quien dirige las riendas de nuestra patria resulta ser un ignorante plagiario!
Deshonroso ejemplo para una sociedad abatida, frustrada y mediocre como la peruana, que no consigue salir del pantano al que la han conducido sucesivos gobiernos cada cual peor que el anterior. ¡Aunque ninguno peor que el actual régimen comunista!
Uno de los principales componentes de nuestra decadencia social, política, profesional, etc. -que ha hecho crisis en esta década- es esa infame educación que reciben niños, jóvenes y mayores. Tanto desde la escuela primaria como la secundaria; y finalmente, la universitaria. El germen de nuestra miseria educacional estriba en la escuela pública, a cargo del Estado; en contraste con la privada, donde el nivel educativo es elocuente.
Las consecuencias están a la vista: la mayoría de los jóvenes y adultos de la escuela pública tienen dificultades para ingresar a una universidad con enseñanza superior garantizada. En gran parte, porque son incapaces de aprobar el examen de admisión. ¿Resultado? Recalan en universidades chicha -tipo César Vallejo- que aceptan a incultos y emiten títulos universitarios “como cancha”.
¡Aunque cobrándole fortunas al alumnado! ¡Allí recién afloran las diferencias entre una buena y una mala formación escolar! Siendo esto un baldón para la sociedad peruana, considerada una de las peor formadas del mundo. ¡Por tanto, de las más ineficaces! Tara que genera el círculo vicioso “a más ignorancia mayor mediocridad”, y así sucesivamente. ¡Pero esta lacra no surge en la universidad! ¡Nace en la escuela pública! ¿Razón? La miserable calidad de los profesores que contrata nuestro Estado para brindar una educación gratuita de quinta categoría.
¡Allí radica el problema! Analicemos el caso del profesor Pedro Castillo, hoy presidente de la República. Individuo incapaz siquiera de entender -menos explicar- las cosas más básicas, por su indiscutible ineptitud intelectual y cognitiva. Limitaciones producto de no haberse educado ni preparado como lo exige cualquier persona con autoestima.
Porque siendo dirigente sindicalista de una facción senderista del Sutep, Castillo -asimismo su esposa- optó por hacer trampa para acortar camino. Semejante delito social se lo permitieron las autoridades de la Universidad César Vallejo cuyo dueño es un influyente político semioficialista -con partido y bancada congresal- apellidado Acuña; y cuya presidente ejecutiva es la expremier, exsenadora, excongresista, ex Defensora del Pueblo, ex Superintendente de Sunat y brillante abogada de profesión, Beatriz Merino. Ambos consintieron -¡hoy lo esconden!- que Castillo plagie una tesis indispensable para recibir su título de profesor, licenciado por el Estado.
Vale decir, la universidad César Vallejo facultó a Castillo para que, desde su púlpito magisterial, envenene a nuestros jóvenes enseñándoles nada y vanagloriándose de su sinvergüencería, de su medianía, sus maldades y miserias como presidente de la República. Sin pecar de exageración, hablamos de un récord planetario. ¡Quien ahora preside el Perú, es un neófito plagiario! ¡Así funciona el comunismo!
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