Un puente sobre la Vía Láctea
El 7 de agosto, séptimo día del séptimo mes lunar en el calendario chino, se celebra el día de los enamorados. Niulang y Zhinv –el pastor de bueyes y la tejedora- se reúnen por única vez en el año. En la deslumbrante noche, las urracas de todo el mundo vuelan hacia el cielo y establecen en la Vía Láctea una especie de puente que permite el encuentro de Niulang y Zhinv. En ambas orillas del vasto firmamento, los enamorados esperan el encuentro. Antes del amanecer, las urracas se van, los amantes se despiden y el puente desaparece.
La historia del pastor de bueyes y la tejedora es una mítica historia de amor. Cuenta la leyenda que había un pastor que era maltratado por su familia por lo que se vio obligado a marcharse con sólo un viejo buey de compañía. Ese buey, sin embargo, era un dios caído que llevó una tarde a Niulang a un lago en donde las hadas tomaban un baño. Entre ellas estaba Zhinv, la más hermosa y una experta tejedora. Con la ayuda del buey, Niulang robó la ropa de Zhinv para que esta no pudiera regresar al cielo a tiempo. Conmovida por el gesto, el hada se quedó en la tierra. Los dos enamorados se casaron, fueron felices y comieron perdices. El séptimo día del séptimo mes lunar rememora ese amor desde hace más de dos mil años, con un festival, el Qixi, que fue incluido en la primera lista del Patrimonio Cultural Intangible de China el año 2006.
Como los dos enamorados habían violado las leyes celestiales, el Emperador de las alturas envió a la Reina Madre para que se llevara a la muchacha tejedora. Niulang se puso la piel del buey y voló al cielo con sus hijos. Cuando estaba a punto de reunirse con su amada, la Reina Madre creó un río con sus horquillas de oro, a fin de separar eternamente a la pareja. Sin embargo, el pastor de bueyes no se alejó y se quedó esperando a su amada en la orilla del río junto con sus hijos, mientras que el hada, al otro lado, lloraba incapaz de tejer algún bordado. Mucho tiempo después, conmovida por esa fidelidad, la Reina Madre aceptó que ambos se reunieran solamente en el séptimo día del séptimo mes lunar.
“La princesa está triste... ¿qué tendrá la princesa?”… empieza la célebre sonatina de Rubén Darío. “La princesa está pálida en su silla de oro/ está mudo el teclado de su clave sonoro/ y en un vaso olvidado se desmaya una flor”, prosigue para recordarnos que no es bienestar material lo que le falta, sino otra cosa: “La princesa no ríe, la princesa no siente/ la princesa persigue por el cielo de Oriente/ la libélula vaga de una vaga ilusión.”
El séptimo día del séptimo mes lunar en el calendario chino o el décimo cuarto del segundo mes en el calendario gregoriano se escucha la misma voz del hada de Darío: “¡Calla, calla, princesa dice el hada madrina/ en caballo con alas, hacia acá se encamina/ en el cinto la espada y en la mano el azor/ el feliz caballero que te adora sin verte/ y que llega de lejos, vencedor de la Muerte /a encenderte los labios con su beso de amor!”
Jorge.alania@gmail.com
Para más información, adquiere nuestra versión impresa o suscríbete a nuestra versión digital AQUÍ.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter e Instagram, y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.