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Un Torre Tagle indigno, acobardado

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Fecha Publicación: 18/08/2021 - 00:00
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Doce días atrás el miserable asesino de policías Héctor Béjar –terrorista ex guerrillero- encolerizó al país con declaraciones que muestran su indeleble formación extremista. Este criminal indultado por el dictador Velasco; sociólogo, instruido en Cuba por el che Guevara y, además, fundador de la secta terrorista Ejército de Liberación Nacional, es catedrático -¡cómo no!- de la universidad Católica. Recién instalado en Torre Tagle, el 28 de julio dijo que Perú “no tiene por qué entremeterse en asuntos internos (de otros países)”, en clara referencia a Cuba y Venezuela. “Mi deber (obsesión) como canciller es mejorar las relaciones con Venezuela.” Y obviamente, con Cuba. Este sujeto repite que sendero luminoso “ha sido en gran parte una creación de la CIA y de los servicios de inteligencia de nuestros enemigos”; y que, “aunque no tengo pruebas, la división de la izquierda peruana obedece también a esos servicios de inteligencia”. Hasta aquí es probable que alguna demencia senil lo alucine a este extremo. Sin embargo el lunes, en pleno follón congresal ante la arremetida comunizante emprendida por el gobierno de Castillo -que en dos semanas ha infestado el Estado de una organización marxista verdaderamente impresentable, agudizando tensiones ante la inminente presentación ante el Congreso del premier Bellido, imputado por corrupción/terrorismo- el terrorista Béjar se abalanzaba a atacar miserablemente a la Marina del Perú, imputándole esta calumnia: “El terrorismo en el Perú lo empezó la Marina, y esto se puede demostrar históricamente; (los marinos) han sido entrenados para eso por la CIA.” En realidad no sorprende que formule semejante afrenta contra la Marina un terrorista entrenado por el “che”, integrante del antidemocrático Sinamos ideado por el dictador Velasco para convertirlo en partido político oligopólico del socialismo y, de esa manera, sustituir y erradicar a los auténticos partidos politicos. Es más, este infeliz Béjar manifiesta que “La Policía Nacional del Perú no está para defender a los ciudadanos sino para golpearlos, para abalearlos, hasta matarlos si es necesario, defendiendo a las grandes empresas”. Ambas declaraciones las formuló este asesino de policías a inicios de este año. De modo que no hablamos de la prehistoria, como sostiene un indigno ministerio de Relaciones Exteriores en su plañidero comunicado, intentando soslayar el ataque de Béjar en agravio del Perú y ayudando groseramente a un rufián totalitario indigno de ejercer el cargo de canciller.

Consecuentemente, el presidente Pedro Castillo sabía lo que pensaba y/o piensa este guerrillero de los sesenta, reconvertido en terrorista bicentenario. Por tanto, si Castillo nombró canciller a un troglodita como este, él se hizo responsable de lo que dijese e hiciese Béjar en Torre Tagle. Aquello refuerza la tesis de este escriba. Castillo es un osado comunista, convencido de su apostolado para transformar al Perú en la versión andina de Cuba y Venezuela. E ideológicamente, Castillo es igual o más recalcitrante que Cerrón, Bellido, Bermejo, etc. ¡Tanto que hizo lo indecible por mantener a Béjar como canciller, pretendiendo agudizar las contradicciones como táctica comunista! ¡La oposición se lo impidió! Aunque, nos preguntamos, ¿qué esperaba el Congreso para pronunciarse?

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