Un transporte digno para los peruanos sÍ es posible
Una de las fijaciones que tengo por mi formación en ingeniería es la productividad. Cuando investigo y converso con expertos sobre este tópico, sale a relucir el sistema de transporte en todas sus modalidades como uno de los factores que inciden en la baja productividad laboral y que impacta en la calidad de vida de los peruanos.
Hace unas semanas estuve en París, en una de las ferias de productos alimenticios más importantes del mundo: la SIAL. Luego pasé unos días en Londres y Madrid, ciudades en las que usé el transporte público, algo que, debo confesar, no hago en Lima, excepto por el servicio de taxis.
La experiencia como en otras ocasiones, usando metros, buses y trenes, fue de primer nivel. La limpieza, orden, rapidez y puntualidad son las principales características de un servicio pensado para satisfacer una necesidad básica de los ciudadanos.
El lunes último y como parte de una campaña de ADEX Escuela, tuve la oportunidad de utilizar por primera vez el Metro de Lima. Desde la estación de La Cultura, nos dirigimos a Villa El Salvador, en donde la concesionaria del Metro nos atendió amablemente.
Luego de las fotos de rigor abordamos ‘nuestro tren’ de regreso, y lo digo así porque está decorado con la publicidad de ADEX Escuela; durante el trayecto, mientras otros pasajeros subían y bajaban en cada estación, sinceramente me sentí transportado a un país del primer mundo; me preguntaba por qué demoramos tanto en construir un transporte tan bueno y eficiente como este y por qué marcha tan lento la implementación de las otras líneas.
El Metro de Lima es un ejemplo de cómo un transporte público puede cambiar la vida de los peruanos. La limpieza y el orden en las estaciones y trenes son notables, lo cual refleja el respeto por los usuarios. La puntualidad y eficiencia permiten ahorrar tiempo y reducir el estrés en cada viaje.
Esta experiencia me llevó a reflexionar aún más sobre la importancia de un transporte público digno y de calidad. Si bien nuestro sistema aún tiene mucho camino por recorrer para llegar a ser tan extenso y accesible como el de los países del primer mundo y aunque ya se está construyendo la Línea 2 del Metro, es fundamental tener un sentido de urgencia a fin de ampliar el acceso a más personas.
Es hora de priorizar la inversión en transporte público y trabajar con los gobiernos locales y nacionales para ampliar la red de metros y buses, mejorar la infraestructura vial, implementar sistemas de pago eficientes (no entiendo, por ejemplo, ¿por qué hay colas en los peajes si los autos podrían pasar de forma automática con un sticker de uso obligatorio?) y fomentar una cultura del respeto y de educación vial.
Viene a colación la que considero una magnífica noticia: la donación al Municipio de Lima de 90 vagones y 20 locomotoras por parte de la empresa estadounidense Caltrain, de California, que cubrirán el trayecto Lima-Chosica-Lima, lo cual permitirá transportar 15 mil pasajeros diarios en una primera etapa y 200 mil en una segunda (tomará 18 meses).
Esto debería suponer el retiro de circulación de una gran cantidad de buses y combis obsoletos que circulan de forma desordenada y caótica. Un transporte público ordenado, limpio y puntual ahorra costos, beneficia el traslado de las personas, reduce la contaminación y revitaliza las áreas urbanas; pero más importante aún, dignifica la vida de nuestros ciudadanos y les demuestra la existencia de un Estado que se preocupa por ellos.
Por: Julio Pérez Alván
Presidente de la Asociación de Exportadores
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