Un tren desde EE.UU.
Resumir en estos renglones la Cumbre de APEC y el resultado de las visitas de Estado simultáneas sería imposible.
A manera de botones de muestra, habrá que destacar el éxito de su organización y desarrollo, favorecido por las necesarias medidas de seguridad que, sin embargo, no pudo ocultar a los ilustres visitantes el rechazo popular que sufre el Gobierno de turno. A la sucesora presidencial, más allá de su desfile de vestidos y sonrisa desbordante en cada evento, toca agradecerle que estuvo, en general, a la altura y a Torre Tagle, PROMPERÚ y demás entidades promotoras del comercio exterior y turismo, los aplausos del caso por la puesta en escena y la imagen internacional dada.
Sin duda, el ganador ha sido el país, con los múltiples convenios, acuerdos, adendas y memorandos de entendimiento bilaterales celebrados, cuyos beneficios para la ciudadanía esperamos sean visibles lo más pronto posible. Por cierto, junto al Perú, el otro gran protagonista fue la República Popular China, y por partida triple. Primero, por la inauguración a control remoto del megapuerto de Chancay; segundo, por la optimización del importante TLC común; y tercero, por la firma de un tratado similar con Hong Kong, una potencia mundial por sí misma y, desde hace casi tres décadas, reintegrada a la soberanía del gigante chino que crece y crece a través de la Ruta de la Seda y de la Franja, para bien o para mal. Tampoco se quedan a la zaga los auspiciosos instrumentos suscritos con la República de Corea, que fortalecen la relación e intercambio bilateral con este líder asiático.
Quedan unas líneas para las novedades con EEUU que, si bien no han sonado mucho y confiamos aumenten en el futuro, no son tan menores. La venida del presidente Biden, aunque sea para despedirse, es una buena señal acompañada de otras: la confirmación del interés estadounidense por avanzar en la instalación en Talara de una base para el lanzamiento de cohetes sonda al espacio; la entrega en donación de una flotilla de helicópteros Black Hawk, así como de más de US$ 60 millones para el combate del narcotráfico y el desarrollo social del VRAEM. Por último, aunque no ha sido debidamente recalcado, la donación de 93 vagones galería y 20 locomotoras reacondicionadas con sus equipos y repuestos, a fin de que mediante una asociación público-privada sirvan para implementar la línea de tren de pasajeros Desamparados-Chosica, que en un par de años ayude a librar a decenas de miles de limeños del infierno de tener que recorrer la colapsada Carretera Central. Lo llamativo es que esta donación se ha logrado no gracias al Gobierno Nacional, sino a la visionaria gestión del alcalde de Lima Metropolitana. ¿Será por ello la poca y contradictoria cobertura?
En fin, acabó APEC y veremos cuánto más sigue la tregua política de conveniencia Congreso-Ejecutivo. Lo que sí es un hecho es que la calle ya empezó a calentarse. ¿Amén?
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