Una bancada de arribistas y perdedores
“La guerra es una masacre entre gente que no se conoce para provecho de gente que sí se conoce pero que no se masacra.” Paul Valéry.
Inicio esta columna con una frase que describe y evidencia lo que está ocurriendo en el Perú, en la sociedad, la batalla de narrativas y los políticos arribistas. El Congreso de la República está infestado de políticos arribistas que después de casi dos meses de violencia organizada, financiada, orquestada y manipulada, están analizando los huequitos diminutos de debilidad que puedan usar para meterse, cual ratas, en el poder. Perdedores electorales cuya representación en el Congreso es casi inservible, pero son hábiles para acomodarse en momentos de incertidumbre.
La “bancada” Integridad y Desarrollo, conformada por seis congresistas, entre ellos Flor Pablo Medina, votaron en bloque por la vacancia contra el corrupto y ahora preso Pedro Castillo. Durante varias semanas de violencia focalizada y preparada, estos políticos arribistas se mantuvieron callados y escondidos observando desde sus madrigueras-curules el escenario risible para intentar -menciono “intentar”, porque no lo lograrán- hacerse con el poder. Pero tenemos una enorme diferencia, señores morados y grupo de perdedores. La presidenta Dina Boluarte no es el cobarde Manuel Merino y, aunque no quieran reconocer, este gobierno está organizado y tiene el objetivo claro.
En esta guerra por el poder, las personas que sí se conocen pero que no se masacran como los políticos con tintes de centro que tenemos, se han atrevido a balbucear y exigir la renuncia de Dina Boluarte, a pesar de que votaron, respaldaron y saludaron la sucesión constitucional de la presidenta. Y esos políticos que no se masacran y que nunca han ganado nada, más que tres o cuatro congresistas, porque sus candidatos presidenciales como Julio Guzmán y Verónika Mendoza no pueden inventar o demostrar un carisma que no tienen, ahora buscan tener el poder aprovechando que el interior del país se desangra y se quedan sin alimentos.
A estos politiqueros no les importa una “nueva Constitución”. Sólo les importa aprovecharse de una narrativa polarizadora para arrimar propuestas ridículas. ¿Quién en el Perú sabe quién fue la exministra de Educación de Vizcarra? ¿Saben a quién me refiero? Lograron una curul junto a un partido -Morado, hasta el nombre es ridículo- que casi ni existe y terminaron cambiando el nombre de su bancada porque su “líder” no sólo se corrió de un incendio; también fugó del país al saberse un perdedor y un pésimo intento de político.
La presidente Boluarte ingresó al poder con un partido político que movió, en su momento, a las masas. Ganó las elecciones y su legitimidad como gobierno de transición es indudable. Flor Pablo, Susel Paredes y sus amiguitas izquierdistas que juegan en redes sociales a las “dignas” -que no les queda- y generadoras de soluciones, entraron arrastrándose al Congreso con base en partidos y candidatos perdedores. Si postulan nuevamente, volverán a perder y lo saben. El arribismo les brota por todos los poros de la piel. Lo que no lograron en elecciones, lo intentan en momentos de crisis. Les tengo noticias: volverán a perder.