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Una guerra a la vez

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Fecha Publicación: 30/11/2023 - 22:20
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Se dice que cuando Abraham Lincoln libraba la Guerra de secesión contra los racistas de la Confederación sureña hubo un problema fronterizo en el norte con las colonias canadienses. Los generales –siempre dispuestos a ir a la guerra– le pidieron que intervenga mandando tropas. La respuesta de Lincoln que era un sabio fue contundente: ¡Una guerra a la vez! Es un consejo que debió seguir la fiscal de la nación Patricia Benavides antes de embarcarse en una guerra con Dina Boluarte y el Poder Ejecutivo mientras libra una guerra civil dentro del Ministerio Público. Está claro que los caviares quieren volver a tomar la Fiscalía de la Nación luego de la defenestración del inepto Rafael Vela Barba, ahora ex jefe del equipo especial Lava Jato que después de siete años no ha obtenido ningún resultado. A la fiscal Benavides le quieren hacer el mismo truco que le hicieron en su momento a Pedro Chávarry para obligarlo a renunciar.

Crear una serie de hechos criminosos en base al bombo periodístico de medios caviares para activar unos mecanismos seudo jurídicos como los de la Junta Nacional de Justicia que está alineada con ellos y que le quiere abrir un proceso sumarísimo sin que exista ningún indicio más que la alharaca alimentada por los voceros del caviarismo y sus medios afines. Ahí tenemos a la incendiaria Mirtha Vásquez, premier del caco y golpista Pedro Castillo hoy preso en la Diroes proponiendo #quesevayantodos. Lo mismo propugna la ex cónyuge de un terrorista convicto, Anahí Durand, felpudo de Castillo y que renunció a su partido Juntos Por el Perú por los chibilines que le ofrecían como asesora en la PCM y que no fue óbice para que la despidieran luego de una patada en el poto. Otra fresca que gozó de una indemnización indebida por orden de la CIDH pagada por todos los peruanos es Indira Huilca y cuya tesis de que su padre fue asesinado por el Estado peruano fue sepultada por una sentencia judicial que afirma que Pedro Huilca fue asesinado por Sendero Luminoso, absolviendo a Vladimiro Montesinos y otros de ese crimen horrendo. Esta es la laya de gente que pide no solo la destitución de Benavides, sino de Boluarte y del Congreso, para ir a nuevas elecciones donde pretenden ganar alguito a río revuelto.

El absurdo enfrentamiento entre Benavides y Boluarte le ha abierto la puerta a los caviares y comunistas para poner su agenda sobre el tapete acompañados por la lagartona Zoraida Ávalos y el lagarto Martín Vizcarra. Otros que también se han metido en la colada es el sindicato caviar de la Defensoría del Pueblo que trató de impedir a como dé ligar que se consumara la elección del defensor del pueblo que a ellos no les convenía a través de una serie de medidas cautelares contra el Congreso. Dicho sea de paso, éste cometió un grave error al no destituir en su momento a la Junta Nacional de Justicia, un organismo al servicio de los caviares y del Vizcarrismo. Hoy de ellos depende la suspensión de la fiscal de la nación por presuntos “indicios” de compra de votos en el Congreso donde hasta ahora hay puro humo mediático a través de las filtraciones de siempre al IDL y otros medios de esa calaña. Lo cierto, lo concreto y lo real es que hasta ahora no se ha comprobado ningún toma y daca como para que se hable de un clásico de la infamia caviar: la “organización criminal”. Ahora a todo al que se quiere arruinar se le acusa de pertenecer o ser cabecilla de una organización criminal.

Basta un PPT de “prueba”. El hecho de que algunos fiscales crean que tienen corona o inmunidad y como en el medioevo tienen los cargos comprados y son inamovibles revela la profunda distorsión de los operadores de justicia que trabajan en la fiscalía. La fiscal de la nación debe primero ganar la guerra civil en su propia casa antes de enfrentarse a otros poderes del Estado porque una guerra así no la podrá ganar. La absurda acusación constitucional contra Boluarte demuestra que no es buena estratega y que ha perdido los nervios. Ahora más que nunca le resulta necesario que busque votos en el Congreso que terminará decidiendo su suerte como la de Boluarte. Al Congreso no le conviene tampoco que se vaya ni la una ni la otra por la sencilla razón de que los otorongos no resistirían quedarse hasta el 2026 y cuyo objetivo es ese. Pactar es lo que le conviene a la fiscal dentro de la ley como ocurre en cualquier sistema político parlamentario del mundo y donde sólo aquí los caviares asquerosos han corrompido la palabra.

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