'Una hazaña nacional', en el Teatro Ricardo Blume

La comedia dramática “Una hazaña nacional”, dirigida por el maestro Alfonso Santistevan, nos narra el viaje desde Lima hasta Madrid, en 1750, del sacerdote franciscano Calixto de San José Túpac Inca (descendiente del Inca Túpac Yupanqui), pues debe entregarle una carta al rey Fernando VI, donde le detalla todos los abusos a los que eran sometidos los naturales y los caciques y gobernadores indios, parientes suyos, por parte de los corregidores. Tanto Calixto como el joven Isidoro, su compañero de aventuras y de viaje, aspiran a que el virreinato del Perú sea un lugar donde indios, mestizos y criollos se sientan parte del sistema, para no ser desplazados por los españoles.
La obra es ágil y amena, sobre todo, en la segunda mitad, pues, con la salida de fray Calixto del Perú, se inicia una serie de hechos rocambolescos, los cuales se acercan mucho a la farsa (los curacas con los que habla el fraile en el camino son presentados mediante la sátira política, como simples títeres del rey de España, a veces sus movimientos o gestos son mecánicos, lo que provoca que los actores asemejen muñecos de cuerda, quizás para simbolizar la poca flexibilidad de las autoridades a las que representan). El director ha incluido sabiamente elementos contemporáneos como los megáfonos que usan los actores al presentar sus reclamos al rey, para hacer un paralelismo entre las injusticias ocurridas en el siglo XVIII con las actuales. Se cuelan incluso ritmos modernos como el hip hop y el rap, además de música sacra con corales en quechua, huayno, pregones propios de la Colonia, se recurre a la danza, al teatro callejero, a la impro, a proyecciones sobre el escenario y a artilugios propios de la juventud como skates en lugar de carrozas, dándole un tono fresco y dinámico al argumento.
Pold Gastelo (quien interpreta a fray Calixto) tiene un desenvolvimiento brillante, la maravillosa voz y presencia del actor impregnan con un tono decidido y a la vez noble cada escena. La actriz Daniela Trucíos luce impecable en su papel del misionero criollo Isidoro de Cala y Ortega, pues aborda sus parlamentos con entrega y convicción, mientras que Ricardo Bromley (como el fraile Antonio Garro, el rey de España, entre otros roles) demuestra gran versatilidad, además de un sorprendente dominio de escena.
“Una hazaña nacional” va hasta el 30 de junio en el Teatro Ricardo Blume (Jr. Huiracocha 2160 Jesús María), los jueves, viernes y sábados a las 8 p. m. y los domingos a las 7 p. m.

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