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Una lluvia más sí importa

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La ira de los ilegales.
Fecha Publicación: 21/03/2023 - 22:00
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Nuestras autoridades deben entender que las soluciones tecnocráticas no bastan en ciclos políticos. Las sociedades se transforman con liderazgos que logren convencer a sus gobernados de que los cambios requieren decisiones radicales y disruptivas. Y aunque resulten impopulares, el objetivo es lograr que sucedan.

Un caso de estos es reconocer el cambio climático. No se trata de una teoría respecto del supuesto impacto generado por la emisión de CO2, sino una realidad comprobada científicamente que genera calentamiento en el mar, y repercute en nuestras vidas a diario, como las lluvias que hoy provocan huaicos.

Esos que, como todos los años, fuimos incapaces de anticipar y prevenir, ocasionando muerte y destrucción a su paso, al punto de que nuestros inútiles funcionarios públicos creen que planificar es proyectar el número de muertos y ataúdes que comprar, cuando lo que debemos evitar son más muertes con una inversión adecuada en infraestructura. Los desastres naturales no pueden seguir tomándonos desprevenidos. ¿Acaso somos tontos?

En este escenario, vuelve a la agenda pública un debate que busca la hoja de ruta. El Gobierno propone crear una Autoridad Nacional para la Reconstrucción, mientras que el contralor Shack y algunos gremios empresariales proponen iniciar de una vez por todas una reforma de Estado, que fusione los ministerios de Vivienda, Construcción y Saneamiento y Transportes para crear un Ministerio de Infraestructura u Obras Públicas. Así lo sustenta en el último boletín TENDENCIAS. El análisis de Asuntos Públicos que Pacific Latam publica esta semana.

Quienes proponen la Autoridad Nacional de Reconstrucción siguen creyendo que la solución es una inútil coordinación tecnocrática intergubernamental, que viene fracasando las últimas décadas. ¿Por qué insisten con esta visión? Esta ruta —como bien dice Shack— nos deja un panorama desolador: el Estado peruano, a través del gobierno nacional, gobiernos regionales y locales, dejó de gastar 18 mil 900 millones de soles en inversiones el año pasado, cerrando el 2022 con 1,879 obras paralizadas por más de 21 mil millones de soles.

Si quisiéramos terminarlas necesitamos invertir 10 mil millones de soles más en los próximos 10 años. Una calamidad de gestión pública e ineficiente que no podemos seguir repitiendo si queremos que los cambios sucedan ya.

Coincidimos con Shack cuando propone una solución política, que tenga mando y poder de ejecución, centralizando aquellas instancias gubernamentales que hoy invierten en infraestructura para salud, educación, agricultura y otras.

Hoy, esta inversión está dispersa y no responde a una planificación del territorio nacional. Por ello duplicamos, triplicamos y hasta cuadruplicamos presupuestos de intervención en el mismo territorio y en las mismas poblaciones cada año, pero no resolvemos los problemas de fondo.

¿Qué nos impide tomar decisiones políticas? Una lluvia más sí importa, señor alcalde. Pero la solución no es pedir cadenas de oración para rezar en nombre de nuestra incapacidad de gestión. ¡Pónganse a trabajar!

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