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Una luz en el camino

Fecha Publicación: 30/03/2019 - 21:20
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Hay varios temas que cada día son más claros en nuestra patria: la dimensión pavorosa de la corrupción, la improvisación e ineficiencia de quienes manejan las riendas del Estado y la necesidad urgente de realizar una Revolución Pacífica que transforme real y efectivamente y, por cierto, a largo plazo este orden de cosas.

Pero hay una luz en el camino proyectada desde Moche por un niño de 12 años, Víctor Martín Anguko, quien, debido a la ausencia de fluido eléctrico en su casa por la precaria situación económica de sus padres, fue descubierto estudiando y preparando sus tareas bajo un poste de alumbrado público.

Esta conmovedora imagen me despierta distintas y hasta contradictorias reacciones: por un lado, la fe y la esperanza, que jamás he perdido, en esa juventud aspirante y limpia que encarna Víctor Martín y sobre la base de la cual tenemos que reconstruir ese país maravilloso, nuestro país, llamado Perú. Y, por el otro, la indignación frente a esa gavilla de corruptos que han depredado las arcas fiscales durante los últimos 40 años y pretenden seguirlo haciendo con la abierta complicidad de la gavilla que los acompaña a costa del abandono y la precariedad para muchos peruanos honrados mientras los mafiosos se llenan los bolsillos.

Según el pensador español Ortega y Gasset, el hombre es él y su circunstancia. En el caso de Víctor Martín está claro que él, como ser humano que emerge a la vida, lo hace en las más adversas circunstancias pero, con ejemplar dedicación y perseverancia, ve la forma de sobreponerse a ellas respaldado por su propio yo interno, pero seguramente también por padres de familia humildes pero preocupados por el futuro de su hijo y creyentes en las bondades de una educación pública que, infortunadamente, deja mucho que desear.

En mis recorridos por el Perú he percibido siempre, en una u otra forma, ese potencial: el de un pueblo pacífico y chambero que cree firmemente que la educación debe servir para mejorar el modus vivendi de la nueva generación pero recién está despertando a la cruda realidad de un magisterio mal preparado y peor pagado y, encima, politizado y radicalizado en un elevado porcentaje.

Este es uno de los aspectos más elocuentes de la Deuda Social que tiene el Estado con la sociedad peruana y que permanecerá intacto en le medida en que no se rompa el statu quo respecto de los grandes temas de fondo como la actualización magisterial, una justa y meritocrática nivelación de sueldos y la separación de los senderistas.

(*) Presidente de Perú Nación
Presidente del Consejo por la Paz