Una mentira daña más que mil fusiles
¿Por qué no podemos estar orgullosos de nuestra abundante riqueza polimetálica? ¿Por qué la Izquierda se ha encargado de envenenar a todo el país contra la minería? Son mentiras que han hecho un daño exponencial, no solo porque atacan a nuestra mayor fuente de riqueza, sino porque los enfrentamientos sociales que genera la codicia han sido uno de los orígenes del inaceptable odio entre peruanos.
La Izquierda ha liderado esta campaña difamatoria, siempre tratando de monopolizar la batalla de las ideas, izando la bandera del progreso y la justicia y utilizando sus mentiras para ejercer un dominio camuflado, cuando no hay tiranía más esclavizante que ese pensamiento único. Jugando a la trampa de la humildad, ha creado innumerables problemas que no tiene idea de cómo resolver. Hay que terminar con ese “liderazgo moral” que la Izquierda se ha atribuido, tergiversando o cancelando el mérito o la historia a su antojo. Hay que bajar el telón de ese fiasco que solo empobrece al país.
El pobrísimo conocimiento de Castillo sobre la minería debe haber sido alimentado por la versión sesgada y prejuiciosa de conocidos antimineros como Vásquez y Francke, vale decir, no sabe nada. Antes de anunciar un impuesto a las sobreganancias mineras con tanto desenfado, debería enterarse que esta actividad tiene un papel esencial en la economía pues contribuye poco más del 10% al PBI anual. Además, Perú aporta el 12% del cobre mundial y mantiene el segundo lugar tanto en producción como en reservas probadas, habiéndose duplicado el volumen de TM finas exportadas entre el 2010 y el 2020. Vale decir, el cobre nos ha mantenido a flote estos últimos años, pero la mayoría de los peruanos no dejan de satanizar a la minería o por envidia o por ignorancia.
El cobre es un material básico en toda la industria y el actor principal de las energías renovables. Tan simple como que tenemos electricidad en nuestras casas gracias al cobre. Algo tan elemental de la vida cotidiana pero que aún así, poca gente conoce o valora.
También debería informarse que la exploración minera implica un gran riesgo económico, por la alta inversión y poca probabilidad que se cristalice en una operación. Otro albur es que el precio de los minerales está expuesto a factores exógenos que no controlamos, como el crecimiento de China que hoy no está en su mejor momento.
Si Castillo tuviera conocimientos básicos de economía, sabría que una industria como la minera no siempre es rentable y que, en épocas de bonanza, siempre tiene que guardarse para las vacas flacas. Además, el Impuesto a la Renta es porcentual, cuanto mayor la base imponible, mayor la recaudación. Gravar las sobreganancias sería absolutamente confiscatorio. Es esencial mantener competitividad fiscal para no ahuyentar a la inversión, pues como bien sostiene Diego Macera, director del IPE, el potencial de la minería para generar ingresos descentralizados no tiene paralelo con ninguna otra actividad en el Perú.
¿Qué hacen los mineros para neutralizar las mentiras? Pensarán que hacen mucho: comunicados, publicidad en radio y televisión, carísimos asesores, pero el mensaje no cala. Sería muchísimo más eficiente que financien todas las escuelas de las comunidades del entorno minero y que los niños desde pequeños conozcan los usos y bondades de la minería y que, además, durante los últimos tres años brinden capacitación técnica para que los jóvenes tengan empleabilidad en los proyectos mineros de su localidad. Tienen que invertir en educar, tecnificar y contratar.
Cuida la minería, Pedrito, porque es lo único que mal que bien te ha sostenido… pero no por mucho más.
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