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Una mirada a la OTAN hoy

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Fecha Publicación: 19/04/2023 - 22:00
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A propósito de la reciente adhesión de Finlandia a la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), debemos recordar que con la caída del comunismo en 1989, estadistas de la talla de Ronald Reagan, Margaret Thatcher y Mijael Gorbachov acordaron que dicha alianza militar intergubernamental occidental no acrecentara su poder, fijando el límite (la esfera de su poder) con la nueva Rusia (ex Unión Soviética) en la renaciente Alemania, ya reunificada. Más de 30 años después, la OTAN no solo no ha seguido este lineamiento maestro sino ha avanzado incorporando más países, algunos otrora comunistas y hasta neutrales, pese a que ya no existe el Pacto de Varsovia (alianza militar comunista) que le haga frente.

Como se recuerda la OTAN, con sede en Bruselas, nace en 1949 bajo el amparo de los EE.UU. y 11 países adherentes, todos ubicados en las inmediaciones del Atlántico norte. Hoy suman 31 países y 8 más, denominados eufemísticamente "socios globales" y cuyas fronteras para nada colindan con la mencionada zona de dicho océano (Japón, Mongolia, Australia… y hasta Colombia, entre otros).

Finlandia (Suecia va por el mismo camino) ha justificado esta alianza militar a raíz del conflicto ruso-ucraniano. De más está decir que Ucrania históricamente ha estado en la esfera rusa-soviética, nunca en la occidental. País que constituye -junto a Bielorrosia y los países bálticos: Letonia, Estonia y Lituania… estos tres últimos hoy en la OTAN- una suerte de "Estados amortiguadores" entre Rusia y Occidente.

Nadie discute la cruenta invasión a Ucrania y menos que Putin sea un déspota, autócrata y un potencial peligro para la paz mundial, pero ¿es razonable “acorralarlo” con los EE.UU. —con el incompetente y senil señor Biden al mando— y sus aliados, los países europeos (la mayoría socialistas) repotenciando a un régimen como el de Zelensky (un mediocre cómico y abogado hasta antes de su elección) en Ucrania y alargando una guerra absolutamente desgastante para todos?

A propósito, ¿es pertinente seguir utilizando el término “aliado”?, cuando la utilización de esa palabra tenía sentido para Occidente cuando se trató –con éxito– de detener la amenaza real para la paz mundial que significó el eje Berlín-Roma-Tokio durante la II Guerra Mundial (1939-1945) con su demencial idea de apoderase del mundo y luego con la “Guerra Fría” que enfrentó el mundo libre con el comunismo.

¿Es tan solo Putin el único y gran culpable acá? ¿Cuánto le está costando a Europa y a la comunidad internacional este conflicto que no tiene cuando acabar? ¿Es Putin realmente capaz de iniciar una escalada militar para invadir otros países como lo hizo la Alemania nazi en el marco de la citada conflagración mundial? ¿No será mejor una salida negociada que traiga la paz a esa convulsionada región? Para la reflexión.

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