Una nación sin líderes
Una atroz falta de lideres capacitados empuja a nuestro país al caos. Esa carencia la saben aprovechar los progre, caviares, rosaditos, moraditos, o como quiera llamársele a esa manga de zafios que ha diezmado nuestro país. La utilizaron como venganza por la muerte de senderistas y emerretistas, sus camaradas armados, legítimamente muertos durante el sangriento enfrentamiento contra el Perú desatado por el genocida guzmán. Esos miserables –en especial los progre sanisidrinos, miraflorinos, molineros, etc.– concentraron sus fobias en el Apra y el fujimorismo, agrupaciones políticas que plantaron cara por el Perú enfrentándose a las huestes terroristas en defensa de la sociedad. ¡Buscaban entonces arrasarlas, en complicidad con esa moledora de honras y de vidas conocida como Corte Interamericana de Derechos Humanos! ¿Resultado? Hoy al Perú lo gobierna el comunismo maoísta, senderista y emerretista denominado gobierno de Pedro Castillo. ¿Culpables? Los caviares del IDL de Gorriti y las oenege que medran ya dos décadas de sus impuestos, amable lector. Como esas garrapatas que dirigen Diego García Sayán, un tal de la Jara, etc. Corporaciones ideologizadas que han vivido del dinero de pueblo en connivencia con El Comercio, La República, RPP, canales 2,4,5,7,8,9. Por último, semejante aparato caviar trabajó con tenacidad para ofrecerle el triunfo electoral tramposo a la izquierda castrochavista que hoy nos gobierna.
Hoy, repetimos, Perú carece de dirigentes políticos de talla; de lideres empresariales inteligentes y solventes; de autoridades sindicales desapasionadas, etc. Predomina, más bien, la medianía. Cuando no la estupidez; la absoluta falta de altura de mira, la componenda, el facilismo y demás vicios que nos han conducido a ser una sociedad en decadencia. Una nación gobernada por gente sin reserva ética, amplitud intelectual y profesional, aptitud de caudillo en todos sus destinos; menos aún sentido de patria. ¡Precisamente aquella idiosincrasia que consolida la corrupción! Habiendo tenido más oportunidades que las generaciones anteriores, inclusive beneficiándose con estudios de postgrado en los mejores centros universitarios del planeta y del dinámico avance tecnológico, esta élite de peruanos, que hoy integra la dirigencia empresarial y política nacional, ha demostrado un infumable desdén al Perú, entregándose a una gavilla de oportunistas, creadores de teorías inútiles como la cultura del “políticocorrectismo”.
Es tarde. El comunismo dirige nuestro Estado impuesto por la secta transnacional Foro de Sao Paulo, que mantiene como objetivo incrustar el marxismo en Latinoamérica. Geoestratégicamente, Perú es esencial para el comunismo. Para lograrlo, ha liquidado a nuestros únicos partidos políticos con genes democráticos: Apra y Fuerza Popular. La izquierda necesitaba volarlos en pedazos. ¡Inclusive, eliminar a sus lideres! Pues mató a Alan García; y al otro, Alberto Fujimori, le condenó a cadena perpetua a través de sus sicarios caviares, en complicidad con la prensa cicatera y esa generación de gente utilizable que figura en las cúpulas de los principales gremios nacionales. Por ejemplo, el gerente del Banco de Crédito, quien vociferaba ¡Merino traidor! durante las marchas noviembrinas. ¿Acaso buscaba congraciarse –corresponder favores– con los caviares, el corrupto Vizcarra y/o el huachafo Sagasti, artífices del fraude electoral que nos incrustó sine die a un régimen comunista?