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Una Navidad diferente

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Fecha Publicación: 24/12/2021 - 22:50
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Hasta que llegó la Navidad, una fiesta familiar de unión y de mucho amor. Sin embargo, la Navidad de este año, en el país, vino acompañado de sobresaltos, enconos políticos, sospechas de corrupción al más alto nivel de gobierno, un ministro censurado por el Congreso y aún sin reemplazo en el Ejecutivo, silencios prolongados del presidente de la República frente a la población y a la prensa, temor de la población a que venga lo peor, frente al riesgo de lo imprevisible. Un ambiente, en definitiva, cargado de incertidumbre. Ha sido una noche buena, esta vez, diferente, sin duda. Noche de recogimiento familiar y de esperanza solo en la intimidad de cada hogar.

El presidente Pedro Castillo se trasladó a Cajamarca para pasar las fiestas navideñas en compañía de sus padres y familiares, según lo anticipó el jueves una emisora nacional. Debió recibir la noche buena en la localidad de Puña, en el distrito de Tacabamba, provincia de Chota. El mandatario fue centro de todas las miradas en estos últimos días. Si bien no está siendo investigado por los fiscales que tienen a su cargo casos de presunta corrupción, no ha sido ajeno, sin embargo, al hecho de que sea mencionado en las sospechas de actos de obstrucción a la justicia, al haberles negado a los fiscales ingresar a las oficinas de la secretaria general de palacio para pedir información puntual respecto de las investigaciones a su cargo.

En una primera vez, el fiscal levantó el acta dando cuenta que se le había impedido ingresar a los ambientes de la secretaría general por orden del presidente, según le dijeron. Un comunicado de palacio negó que esto haya ocurrido. Una segunda vez, al día siguiente, tampoco pudieron ingresar a dicha oficina por la misma razón que la primera, según declaraciones del fiscal a la televisión. Un nuevo comunicado de palacio negaba también que esto haya ocurrido. El jefe de Estado había señalado, en otro escenario, que él no le teme a ninguna investigación y que, por el contrario, está llano a apoyarla brindando toda la información que las autoridades lo requieran. Al parecer, nada de ello está ocurriendo. Algo extraño viene pasando.

Estamos atravesando no sólo por una pandemia que -se anuncia- continuará con mucho riesgo, sino también por una crisis política que es de nunca acabar. Sea por incompetencia o inexperiencia en la gestión de gobierno, o por simple tozudez, el mandatario no da signos de enmienda ni propósito de corregir los errores señalados por las fuerzas políticas mayoritarias del medio. Se niega a explicar a la población las razones de sus andanzas nocturnas, dando pie a que surjan inevitables especulaciones en el imaginario popular. Sigue manteniendo su silencio frente a la prensa, a la que acusa de hacerle la vida a cuadritos, injustamente. Esto último, reforzado por opiniones desatinadas como las del ministro de Justicia, Aníbal Torres, quien señaló que un sector de la prensa “difamó” al jefe de Estado y que, por ello, no tienen derecho a “exigir entrevistas”, olvidando que la información es un derecho fundamental a la que debe tener acceso la población.

Llegamos también a estas fiestas navideñas sin conocer –por lo menos, hasta el momento de redactar este artículo- quién será el nuevo titular de Educación, al haber sido censurado el ministro Carlos Gallardo, por decisión mayoritaria del pleno del Congreso, en uso de sus atribuciones. El Reglamento del Poder Legislativo establece que el mandatario debe aceptar la renuncia del censurado en un plazo de 72 horas, el que se vencía el día de ayer. Al ministro censurado se le acusó de tener responsabilidad política en la filtración de las pruebas para los exámenes programados para los maestros, de privilegiar sus intereses magisteriales antes que privilegiar la situación de la educación en general y el retorno de las clases presenciales para los alumnos, de estar ligado a grupos radicales del sindicato magisterial más cercanos al Movadef, entre otros. Como se desprende de lo señalado, hemos llegado a celebrar estas navidades en un momento muy intenso y agitado de nuestra sociedad y una notable ausencia de la voz que nos convoque a la reflexión y la paz de parte de las autoridades de nuestra propia comunidad, para quienes somos católicos y cristianos. Sirva la ocasión para desearle a usted, amable lector, una feliz Navidad.

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