Una oposición irresponsablemente resquebrajada

Con el fujimorismo hipotérmico estamos ante una coyuntura muy seria. Una que revela la incapacidad de la oposición electa en abril pasado. ¡Nadie se salva! Acción Popular (hipotecada al gobierno de Castillo); Alianza para el Progreso (tienda política creada para defender los intereses económicos de su dueño, César Acuña); Podemos (otro grupito ideado para sostener el capital financiero de su propietario José Luna Gálvez); Somos Perú (partido fundado por Alberto Andrade, cuya secretaria ahora lo usa como vientre de alquiler, ofreciéndoselo al mejor postor para con ello influir desde el poder Legislativo); por último, dos partidos forjados para participar en el reciente, malhadado proceso electoral, como Renovación Popular de López Aliaga y Avanza País, ideado por Hernando de Soto, quien probablemente al no conseguir “asesorar” al comunista Castillo hace poco le diera un portazo al partido que fundó.

¡No sigamos intoxicándolo con tontería tras tontería, amable lector! Sin embargo, ante tan desolador panorama sí cabe alucinar: ¡qué falta hace el Apra! Partido pulverizado por la Fiscalía de la Nación y los medios de comunicación afines a la progresía caviar que maneja Gustavo Gorriti, gracias a mega donativos de Soros y al subsidio publicitario aportado por presidentes títere como Paniagua, Toledo, Humala, Kuczynski, Vizcarra y ahora Pedro Castillo, en pleno coqueteo con la mafia caviar. En pocas palabras, el Apra ha sido el único partido con doctrina y estructura capaz de enfrentárseles a todos juntos. Por eso había que erradicarlo. ¡Y lo consiguieron a través del comunista Jorge Salas Arenas, presidente del Jurado Nacional de Elecciones!

El rosario de torpezas que durante sus primeros cinco meses de gestión ha registrado la oposición al senderismo, instalado en palacio de gobierno, tiene como contrapartida que, dentro de todo, mantuvo una idea fuerza: ¡Vacancia Presidencial! Aunque, antes de cumplir medio año la oposición empezó a resquebrajar su única línea de acción, cuestionándose la vacancia del infumable presidente Castillo. El primer disidente fue el marino en retiro Jorge Montoya, quien pronto descolló en la arena política mostrando un talante combativo digno de su mentor Miguel Grau. Pero de la noche a la mañana, Montoya desdijo lo que había defendido ardorosamente. ¡No dio justificación alguna! De pronto, sin explicarlo afirmó: “No estoy a favor de la vacancia”, desconcertando a la ciudadanía identificada con su conducta política hasta la víspera. Quizá Montoya no esté solo en esta maroma que arriesga un proyecto consensuado entre las cofradías opositoras, debilitando la ¡Vacancia ya! como eslogan ante la masa ciudadana contraria al régimen comunista/senderista que preside un inútil profesional apellidado Castillo. ¿Qué sucedió, almirante (r) Montoya? ¡Misterio chino! El miércoles Rafael López Aliaga intentó interpretarlo, pero ahondó aún más las inconsistencias de quien había venido actuando como exitoso propulsor de la vacancia presidencial.

La mejor explicación a semejante incongruencia es la falta de doctrina del partido que agrupa a ambos. Y tamaña carencia, amable lector, fragiliza sensiblemente el futuro de los sectores de la oposición. ¡Peor! Fortalecería irremediablemente la permanencia de un régimen comunista que trabaja para convertir al Perú en otra vulgar Venezuela.

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