Una Presidenta fortalecida
¡Finalmente, habló la Presidente Constitucional de la República, Dina Boluarte! Nuestra columna de ayer, escrita el viernes a media mañana, tituló: 'Hable Ya, Presidente Boluarte'. La crisis sociopolítica había alcanzado cotas sumamente preocupantes, en medio del mutismo de quien dirige la patria. Las sospechas y especulaciones crecían, en medio de un silencio palaciego inconveniente y, desde todo punto de vista, mortificante. Ante ello, la presidente respondió un sonoro ¡No renunciaré!, seguido de «Mi compromiso es con el Perú; no con ese grupo minúsculo (refiriéndose, muy probablemente, a quienes han sido sus camaradas de Perú Libre) que está haciendo sangrar a la patria». Es más, Boluarte pediría perdón «por lo que se haya dejado de hacer para evitar estos acontecimientos trágicos». También precisó: “Esta presidente no intenta quedarse en el poder, por ello he pedido el adelanto de las elecciones.” Invocó al Congreso a que acelere la votación «para el adelanto de las elecciones». Y, por cierto, fue definitivamente enérgica al enfrentarse a quienes promueven y ejecutan la insurrección –con visos de subversión- detrás de una falaz «protesta social», desenmascarando su auténtica intención: «Estos sectores extremistas», denunció la mandataria, «me exigen liberar a (el golpista, corrompido) Pedro Castillo. Y a su vez, clausurar el Congreso», poniendo en claro las causas de estas asonadas que han producido muertos, heridos y la desolación en muchos hogares, provocando destrucción de infraestructura y propiedades públicas y privadas, fundamentales para que el país progrese, e impidiendo muchísimas actividades económicas a través de las tomas de carreteras que perjudican a los 32 millones de peruanos.
La aparición de Boluarte, el contenido de su relato y el tono que le impuso a su mensaje a la ciudadanía, reaseguraron la confianza de la mayoría de los peruanos que se oponen, con toda tenacidad, a las sangrientas, crueles y mortales algaradas, a cargo de las izquierdas. ¡Desde los caviares hasta las senderistas! ¡Todas hermanadas en torno a intereses personales y partidaristas, antes que sociales y patrióticos! En otras palabras, Boluarte ha recuperado terreno y fortalecido a la presidencia de la República que por, disposición constitucional, está a su cargo. Lección que debería interiorizar quien preside el gobierno del Perú en tan espinosa coyuntura. Presidente Boluarte, en tiempos revueltos, el silencio de un jefe del Estado significa verlo cavar su propia tumba política.
Pero la presidente Dina Boluarte no debe quedarse satisfecha por la sensación favorable que le ha generado su bien estructurada aparición ante las cámaras, la noche del viernes. Esta será efímera, si no la complementa con otro de esos gestos que implican liderazgo, el fundamento del buen político. ¡Y con mucha mayor razón, del respetado jefe de Estado a quien aplaude una sociedad! Nos referimos al requisito –más propiamente a la perentoriedad- de la primera autoridad de un país, de estar en contacto con su pueblo. ¡Es decir, no presidir los destinos del Perú exclusivamente desde palacio de gobierno, sino salir a las calles a dialogar con la ciudadanía! Hágalo, presidente Boluarte. Pronto vera los beneficios. Para usted y el Perú.
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