Una vela por PPK
Pensábamos empezar el año con otros renglones, pero algunos despistados comentarios de conocidos y no tanto por haber firmado un comunicado publicado en la prensa reclamando justicia para PPK, obliga a unas precisiones. Es más, una persona cercana y estimable llegó a calificar la difusión del aviso como “ una pequeña muestra de la tolerancia del peruano con la corrupción”. Nada más alejado de la realidad y bastaría leer con objetividad el texto del mismo y la plural relación de sus firmantes para comprenderlo. Aunque, claro está, es tal el grado de confrontación y polarización política que se vive en el país que ya hasta la comprensión lectora se ha vuelto una tarea harto difícil.
No hay palabra en la publicación que insinúe la “liberación” del expresidente. Por el contrario, puesto que han transcurrido cuatro años del inicio de la investigación fiscal sí se afirma y con razón que resulta inaceptable en un Estado Constitucional y Democrático –que aún eso es el Perú- que todavía no exista formalizada una acusación en su contra; que se le haya privado preventivamente de la libertad bajo arresto domiciliario –sin olvidar una infame detención en Prefectura-; que permanezcan incautados sus bienes y quede expuesto alejado de su familia a un trato injusto, máxime tratándose de una persona de edad avanzada y salud vulnerable. Lo que se ha pedido es el respeto a un debido proceso y que ya basta de que las medidas de coerción penal cautelares se prolonguen ad eternum sin que la Fiscalía acuse y el Poder Judicial controle su legalidad. Así, el derecho a la presunción de inocencia garantizada por la Constitución suena a cuento o, peor, a burla sangrienta.
La larga trayectoria profesional y pública de PPK tiene luces y sombras, aciertos y errores como toda obra humana. Empero, en este caso concreto, lo cierto es que el propio Marcelo Odebrecht, inefable cerebro del nefasto “Lava Jato”, declaró que PPK en el Perú fue “una piedra en el zapato” para su organización criminal y hasta ahora el Equipo Especial de la Fiscalía únicamente cuenta con una deleznable imputación que avergüenza al sistema de justicia.
El expresidente ha colaborado y colabora con esta dilatada investigación que viola todo plazo razonable y en la que el Ministerio Público es, hasta hoy, incapaz de sustentar una acusación en su contra. Justicia que tarda no es justicia. ¡AMÉN!
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