Una voz que no se exilia: Gloria Estefan vuelve a casa
Después de 18 años desde su último lanzamiento en español, la estrella cubana Gloria Estefan regresa al ruedo con Raíces, un álbum que funciona como una firme y reflexiva declaración sobre su recorrido artístico y su propia vida. Pero también como una obra que, inevitablemente, se inscribe en el presente.
Hoy, la actualidad de Estados Unidos —país de residencia de la cantautora— está marcada por una política migratoria cada vez más restrictiva, acompañada por el aumento del racismo y la discriminación hacia las comunidades latinas.
Sin embargo, el disco no recurre al comentario político directo. Su mensaje, más sutil y emotivo, puede interpretarse como una respuesta simbólica a los tiempos que corren.
“Para una buena cosecha / Hay que saber sembrar”, canta Estefan en la primera canción del disco, que lleva el mismo nombre del álbum. Y no cabe duda de que ella supo sembrar. Su carrera es el testimonio de lo que se puede lograr con confianza, creatividad y una visión profundamente sensible.
Celebrada por himnos como Mi Tierra y Hoy —este último escrito por el peruano Gianmarco—, Gloria Estefan ha abierto caminos. Desde sus días en la icónica Miami Sound Machine hasta sus éxitos globales como solista: Con los años que me quedan, Wepa, Don’t Wanna Lose You y más, ha sido pionera de una presencia latina y femenina que hoy se afianza en artistas como Shakira, Karol G y tantas otras que dominan las listas de éxitos.
Estefan despliega su talento con maestría: La Vecina, una de las canciones más pegajosas del nuevo disco, destaca por su ritmo contagioso y su letra festiva, que retrata con humor a ese personaje infaltable del barrio: la chismosa. Una oda a la salsa con picardía y sabor.
Pero Raíces va más allá. Le canta al amor, ese sentimiento que da sentido a la vida. En Te juro, Estefan entona: “No hacen falta riquezas / Solo tú eres mi felicidad”. Su inquebrantable matrimonio con el productor Emilio Estefan —su compañero de vida y de música— es quizás la mejor prueba de ello.
Se trata de un disco profundamente humano, donde la artista se reencuentra con la esencia de su identidad como mujer cubana exiliada a raíz de la dictadura castrista. “Yo daría lo que fuera por volver / Pero la vida no perdona / Pues lo nuevo se hace historia / Y esa historia se hace vieja, ya lo sé”, canta con melancolía. Palabras que, lamentablemente, resuenan con fuerza hoy, cuando la historia parece repetirse. Estados Unidos, la tierra que la vio triunfar, se ha ido tornando sinónimo de un conservadurismo feroz, rechazo a lo diferente y sectarismo total.
Pero Gloria no se detiene. A sus 67 años, sigue en pleno dominio de su arte: más serena, más segura, más libre. Raíces nos recuerda que en el origen hay fuerza, memoria y amor. Y que en tiempos inciertos, volver a lo esencial puede ser el acto más revolucionario de todos.
Por Sol Pozzi-Escot
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