Uvas de oro
A pocas semanas que en Ica empiece la celebración de la tradicional Fiesta de La Vendimia en Lima, Lita Vargas Valente encontró entre sus recuerdos un par de muy especiales botellas que pensando en la temporada decidió ponerlas en oferta. Son piezas en que se reúnen, como interesante anécdota, el tema del contenido, ya disfrutado, y la decoración temática obra de José Carlos Ramos, el Pintor del Bicentenario.
Forman parte, cuenta Lita, de una muy pequeña edición que José Carlos completó trabajando una por una las botellas selladas con el nombre de Charo Elías, gran amiga del famoso artista y propietaria de la Viña Santa Catalina, Nazca, donde con antiguos y tradicionales métodos del destilado producen y envasan sus afamados piscos quebranta y acholados. Ahí está el punto de partida de esta colaboración que quedó en el corto tiraje de estas botellas que llevan como identidad las iniciales JCR con que el ganador del Premio Wanda Svebo en la X Bienal de Sao Paulo firmaba alguna de sus cotizadas obras. El cuidado trabajo, que como motivo toma hojas y uvas, fue realizado íntegramente de manera manual, desde el recorte del material a su aplicación sobre el envase. Me cuenta Lita que fue una tarea muy delicada que no permitió tener una mayor edición, detalle que vale la pena considerar ahora que estas dos botellas son ofrecidas en venta.
Mucho antes que lo reconozcan como el Pintor del Bicentenario, José Carlos había construido con la fantasía y la realidad de su minucioso y tan personal trabajo el territorio en que se manejó con absoluta libertad abriendo puertas tendiendo puentes a ese Perú que recogía en su paisaje andino y las visiones urbanas, espacios en que con su voluntad de confesar y entregar su inagotable capacidad creativa los personajes, animales, arquitectura y vegetación, con el inconfundible toque del color, puesto con su pequeña segura y cuidada pincelada, cobraban vida al interpretar, lo imaginado y lo cotidiano en que era observador y actor con iluminada fascinación por recomponerlo, desde su plaza, con el humor, la ironía y la fuerza de su raíz muy bien plantada en la tierra de Izcuchaca, Huancavelica, donde nació.
Desde cuando él era alumno de la entonces Escuela, hoy Facultad, de Artes Plásticas de la Católica y yo trabajaba en el diario La Prensa y su revista semanal 7 Días, fuimos grandes amigos, compañeros de conversa, chacota y proyectos. En 1968 coincidimos en Colombia. Estaba en Manizales, como actor participaba en El centro forward murió al amanecer, obra de Agustín Cuzzani con que el TUC participó en el Primer Festival Latinoamericano de Teatro Universitario. JCR tenía una exposición en Bogotá donde ya se había convertido en personaje. En 1969, por 7 Días, fui a la X Bienal de Sao Paulo. Él con Ciro Palacios eran la representación peruana. Recibió el Premio Wanda Svebo de Grabado, que no es el único logrado por su creación, la técnica de la cartongrafía que le mereció Medalla de Oro en el Salón de Grabado Universitario, 1966 Córdova, Argentina, y el Primer Premio en Salón de Grabado del ICPNA 1967. En su taller de la calle Belén muchas veces lo vi trabajarlos.
Ahora, a pocos años de su fallecimiento, sus cartongrafías, pintura, esculturas y objetos que han sido vistos en muestras individuales, colectivas, Bienales, en el Perú y más allá de nuestras fronteras, mantienen el valor y prestigio de su calidad por la idea, ejecución, la selección de materiales con que pudo construir ese universo en que supo, con igual valor, hacer revivir personajes de la historia como Bolívar, Washington, detallar ciudades reconocibles con el hombre sin nombre, dar volumen rotundo sensual y juguetón a esos caballos que cruzaban los cielos mientras los tigres y elefantes poblaban las selvas misteriosas, los huevos fritos se convertían en curiosas flores y los ríos cantaban en las montañas o amenazan las orillas urbanas. Realidades que han sido vistas con interés y aplaudidas con cariño en Yugoslavia, China, Dubái.
Si las especiales botellas con su decoración de las uvas de oro firmadas JCR le despiertan ganas de tener una curiosidad de colección, en el 989 – 766 – 509 puede ubicar a Lita Vargas. Encantada lo atenderá.
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