Van Gogh en Lima
Desde el pasado 1 de marzo y hasta el 3 de mayo, en La Videna de San Luis, se presentará el extraordinario espectáculo “Beyond Van Gogh Perú”, en el que el público, en once funciones diarias, podrá apreciar 300 obras icónicas del artista neerlandés bajo un formato audiovisual único e impactante.
El espectador es sumergido en sus obras en proyecciones llenas de luz, colores y formas, hechas en paredes, empleando técnicas únicas de figuras en 3D, museografía, proyecciones inmersivas y selfie spot.
Con proyectores láser de última generación, la muestra hace posible no sólo ver sino sentir el mundo extraordinario de Van Gogh con sus colores y formas. Las imágenes de sus mágicas pinturas que se proyectan en alta definición forman parte de prestigiosas colecciones de museos como el Orsay de París, la Galería Nacional de Arte de Londres, el Museo Van Gogh de Ámsterdam, el Museo de Arte Moderno de Nueva York y el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York. La experiencia envolvente se extiende hasta el piso, gracias a la tecnología de la “Image Totale”, e incluye música de Saint-Saëns, Mozart, Bach, Delibes y Satie. Allí se siente, por ejemplo, la sensación de estar dentro del famoso dormitorio del artista en Arlés, que inspiró tres de sus cuadros más famosos.
Muchas veces les hablé a mis hijos de la fraternidad edificante entre Theo, el próspero hermano comerciante de arte, y Vincent, el pintor atormentado y siempre en bancarrota. Theo era cuatro años menor y durante toda su vida fue el soporte emocional y económico de su hermano a quien quería entrañablemente. Se escribieron cartas ahora memorables que se recrean en la muestra y que nos permiten descubrir el escenario de esas epístolas y los cuadros a los que se refieren.
Vivo muy cerca de una zona tradicional de Surco, llamada desde hace años El Trigal, por una reputada panadería que ya desapareció. Muchas veces, cuando salgo a caminar, tengo ante mí, no ese paisaje típicamente urbano de casas y edificios, sino ese “vasto trigal debajo del atormentado cielo” como llamó el mismo artista a una de sus últimas telas: Trigal con cuervos. O ese otro Trigal en Auvers bajo cielo nublado que pintó en 1890. O aquel, que no pintó y en el que –fascinado por el color pero vencido por el sufrimiento- se quitó la vida a finales de julio de ese mismo año.
Jorge.alania@gmail.com.
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