Varapalo a Vizcarra
Dando un giro copernicano –después de su lamentable desempeño respecto al fallo contrario a la ley que daba el puntillazo a la corruptela de la publicidad estatal, en claro respaldo al funesto régimen Vizcarra– el presidente del Tribunal Constitucional, Ernesto Blume Fortini, se pronunció de manera clara, concisa, valiente y determinante contra la inconstitucional arremetida del presidente Vizcarra, en su demencial carrera dirigida a clausurar un poder del Estado –como el Legislativo–, propiciando descaradamente un golpe antidemocrático que debe ser severamente penado por las leyes de la República.
Suficientes comentarios hemos escrito en torno a esta intolerable acometida de quien dice ser presidente democrático, pero pretende castrar el contrapeso constitucional del Gobierno –representado por el Parlamento– modificando la Carta Magna mediante leyes cuyos proyectos los ha elaborado un comité probeta designado a dedo por el inquilino de turno de Palacio, para reformar temeraria, sesgada y mañosamente la Constitución en beneficio propio. Es cierto que el entorno progre marxista que mantiene secuestrado a Vizcarra tiene una agenda propia, por la cual aspira a dinamitar la mayor parte de las funciones de gobierno que la Constitución garantiza al Poder Legislativo y endosárselas al Poder Ejecutivo. El objetivo es, en la práctica –y desde todo punto de vista–, convertir al jefe de Estado en un autócrata con poderes omnímodos.
La progresía marxista ha comprobado ser incapaz de conseguir votos del ciudadano, para ser elegida y aspirar a gobernar. También reconoce que es improbable extorsionar a los 130 legisladores para tenerlos como rehenes, conminándolos a que validen sus caprichos. Sin embargo con la experiencia de presidentes investigados por corrompidos como Toledo, Humala, PPK –y posiblemente Vizcarra– la progresía ha comprobado ser capaz de controlar el país a través de los jefes de Estado. Por ello necesita empoderarlos hasta la náusea, mientras incapacita descaradamente a los congresistas. De esa manera conseguiría hacerse del gobierno sin votos populares. ¡Como ahora!
Pero, ¿qué dijo el presidente del Tribunal Constitucional sobre el plan golpista Vizcarra?: “Que toda reforma constitucional debe ser debatida con serenidad, y prudencia. Las reformas que trascienden en el tiempo no son fruto de coyunturas ni de un espíritu de hacer tal o cual cambio. El sistema constitucional se afinca en un eje fundamental que es la tolerancia y el respeto mutuo. No deben forzarse las cosas. Deben respetarse las competencias de cada órgano del Estado que es autónomo e independiente. Si el Congreso aprueba una reforma constitucional el presidente de la República no puede observarla. Así lo establece el artículo 206 de la Constitución, Su capacidad de observar leyes del Congreso está constreñida a las normas ordinarias, orgánicas y de desarrollo constitucional. El presidente de la República no está pues habilitado constitucionalmente para imponerle al Poder Legislativo la aprobación de contenidos o alcances de una ley –menos un conjunto de leyes– para reformar la Constitución, porque el artículo 206 de la Constitución expresamente se lo prohíbe.”
Precisamente lo opuesto a lo que viene haciendo el golpista Martín Vizcarra.