Venezolanos malagradecidos
Nuestro país les abrió las puertas de la oportunidad para lograr una nueva vida, en el momento en el que su desesperación y la ideología empobrecedora y fracasada del gobierno de su país socialista los arrimó al éxodo. Tiempos difíciles requieren medidas extraordinarias, y esas medidas las tomó el Perú al permitir, a través de su amplia bondad como país vecino y su evidente respeto y valoración por los derechos humanos, que más de un millón y medio de venezolanos encontraran un refugio seguro y con trabajo para continuar con sus vidas. Además, han podido tener una estabilidad que les ha permitido enviar dinero a sus familias desde nuestro bondadoso y vasto país. Así de generosos hemos sido y tienen que valorarlo. Simple.
¿Qué han realizado o logrado los venezolanos de bien, desde que sus paisanos delincuentes llegaron a nuestro país a robarnos? Cuando pensamos que estamos hartos de nuestras propias lacras delincuenciales y la inseguridad que ya teníamos, llegan sus lacras venezolanas a destruir el país que les dio cobijo. Pero, ¿saben algo? No es solo su culpa y responsabilidad por inacción. Lo que está pasando en nuestro país es responsabilidad de los mediocres que dominan la burocracia, los empleados de la corrupción y traidores de la patria: los políticos y funcionarios públicos. Nuestras fronteras parecen el ingreso a centro comercial: sin seguridad o están pintados.
Desde que escribo respecto a la migración venezolana a nuestro hermoso país, más del 35,3% de dicha población no cuenta con documentos legales que les permitan trabajar, desarrollarse, contribuir a la sociedad y que los reconozca en el sistema para puedan ser rastreados en circunstancias de peligro, delito o beneficio. Tenemos a más de 500 mil venezolanos indocumentados, que no existen en el sistema. Pero sí existen en las calles de todo nuestro país delinquiendo, violando, secuestrando y asesinando no solo a los peruanos, sino a sus propios compatriotas. ¿Qué clase de personas hemos permitido ingresar a nuestro país? El problema no solo son los funcionarios: también está involucrada la Policía Nacional del Perú por su evidente falta de protección a las personas, a su país, a su nación.
¿Dónde están esos venezolanos de bien que están agradecidos con el Perú por recibirlos con los brazos abiertos? No recuerdan que, ni bien llegados a Perú, encontraron trabajo, recibieron lo que les ofrecían porque no tenían opción. ¿Por qué no levantan su voz de protesta para que la seguridad policial de mi país erradique a la delincuencia venezolana? Ustedes llegaron pidiendo por auxilio y nosotros se los dimos. Ocuparon el trabajo que un peruano tenía, es cierto; pero esa no es responsabilidad suya, sino de los empresarios peruanos que prefirieron ahorrarse unos soles y dejar ir a trabajadores peruanos. Se generó una mayor oferta barata de trabajo.
No permito que critiquen que un peruano no quiera quedarse más tiempo a trabajar por las noches o tardes y ellos sí, como si fuésemos ociosos. Eso es una infamia y mentira. Los peruanos tienen familias, hijos, novias, estudios, carreras, diversiones o emprendimientos que son parte de su vida; es decir, tienen una vida estructurada. Ustedes llegaron a mi país a hacer dinero y trabajo. Esa era su única meta. Tuvieron mucho tiempo para reconstruir sus vidas, porque no tenían familia ni responsabilidades más que ustedes mismos.
Es momento de que hablen en contra de sus propios delincuentes. Es momento de que actúen. Porque hasta ahora solo se han alimentado y mantenido de nuestra economía y refugio. Es momento de que contribuyan con el Perú. No es un pedido, es una obligación.
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