Víctimas del eje ruso-chino
Pocos comprenden -o se rehúsan a hacerlo- que el Perú está luchando contra un peligrosísimo poderío exógeno comunista, que hace ya décadas conduce adelante un plan preestablecido para capturar Latinoamérica. Este plan procura convertir a Rusia en eje hegemónico local, con fuerza suficiente para servir de alternativa política a los Estados Unidos. La vieja idea de la Unión Soviética fue establecida en los años sesenta, durante la gestión de Nikita Jruchov. Arrancó colocando a Castro como cabecera de playa del comunismo, para distraer a Norteamérica en su disputa por el dominio del planeta. En simultáneo a aquella estrategia moscovita en Latinoamérica, la gigante China empezó a armarse de paciencia aprovechando el cantado colapso del comunismo soviético de finales del siglo anterior. ¡En juego estaba la disputa por el liderazgo del comunismo mundial! Lo hizo premunida de su tradición imperialista/maoísta, orientada a capturar -por partes- los distintos continentes. Arrancaría en África, como hoy lo hace en Latinoamérica. En Perú, ya es propietaria de los más grandes centros mineros y de los mayores puertos: Chancay y Marcona. En paralelo, aprovecha que el indiscutido líder mundial –Estados Unidos- equivocadamente aplica una estrategia opuesta, perseverando solo en mantener su liderazgo internacional en materia económica y militar.
Sacrificando así su condición de indiscutido adalid del mundo libre. ¡Donde se ubica el Perú! Hagamos algo de historia. El año 2000 Putin se hizo con la presidencia de la Federación Rusa sucediendo a Yeltsin. Tras un breve interregno -cuatro años, cuando gobernara su ex primer ministro Dimitri Medvedev- el 2008 Putin regresa a dirigir Rusia. ¡Hasta hoy! El secreto estriba en su especialidad: los servicios de inteligencia. Ahora continúa gobernando su país, empoderado por unos servicios de inteligencia que siguen mandando al clásico estilo soviético. ¡Pero con sesgo capitalista, satisfaciendo así a los neo-mega-multimillonarios rusos, con colosales inversiones alrededor de todo el mundo! Incluyendo, evidentemente Latinoamérica.
Simultáneamente, con premura Rusia extendería sus dominios hasta espacios jamás imaginados por Occidente. Hablamos de países con los que antes contó Washington. ¡Posiblemente ahora Putin vea más cerca su codicia por controlar militarmente el mundo! Mientras su enmascarado socio -China- se aboca al manejo global del dinero, la tecnología y, consecuentemente, el dominio del conocimiento. Hoy, repetimos, esta realidad es más clara, amable lector. China y Rusia ya amasan mucho poder en todas las áreas del orbe. Una de estas es Latinoamérica. Primero fue Cuba; posteriormente Venezuela y los países caribeños. Ahora el turno es secuestrar a un Perú desprovisto del apoyo de la otrora poderosa Norteamérica. Antes que Perú, cayeron Colombia, Chile, Bolivia ante el poder Ruso-China. Ahora el turno de luchar contra el flagelo ideológico oriental -disfrazado de asonadas populacheras- es nuestro. ¿Seremos capaces de superar semejante amenaza? Dependerá de si las elites peruanas cesan de actuar de manera tan cobarde e indigna, como lo hacen desde comienzos de siglo, sometidas al dominio de una izquierda caviar que no es otra que una variante inmunda, hipócrita del ominoso eje chino-ruso, que busca convertirnos en peones suyos, en su oculta batalla geopolítica contra Washington.