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Villanueva, un primer ministro sobornado

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Fecha Publicación: 07/08/2019 - 22:20
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Dime con quién andas. Vizcarra con Villanueva (recibió US$ 60,000 prevenientes de la caja 2 de Odebrecht –registrado como “Curriculum Vitae”– en calidad de soborno por la adjudicación, en octubre 2008, de la carretera Cuñumbuque-Zapatero-San José de Sisa, mientras era gobernador de la región San Martín); y Villanueva con Vizcarra (fue apoderado de Graña y Montero, empresa consorciada con Odebrecht; y adjudicó a ICCGSA, también socia de Odebrecht, la construcción del Hospital de Moquegua). El hambre y la necesidad. Sospechosísima simbiosis entre dos politicastros provinciales vinculados, directa o indirectamente, a la corruptora Odebrecht. Pero asimismo ambos machaconamente autocalificados como adalides de la anticorrupción. Porque, amable lector, resulta sintomático que siendo Vizcarra jefe de Estado y Villanueva su primer ministro se firmase aquel infausto y artero pacto entre los fiscalillos Pérez y Vela y la corrupta Odebrecht. Es más, Vizcarra y Villanueva desataron una batalla sin cuartel contra el ex Fiscal de la Nación Pedro Chavarry, quien precisamente destapó la olla en la cual hervían los expedientes investigatorios contra Vizcarra y Villanueva sobre los temas reseñados al empezar esta nota. En consecuencia, la declaración del martes de Barata en Brasil “(el expremier César) Villanueva recibió dos pagos, cada uno por US$ 30,000, provenientes de la “caja 2”) estalla por todos los aires cualquier atisbo de credibilidad que pueda existir en Vizcara y Villanueva. Y reiteramos, ambos estuvieron operando en Palacio de Gobierno en los precisos momentos en que se cocinaba con Odebrecht el acuerdo conspirador contra el Perú promovido por los fiscalillos Pérez y Vela. Fiscales atornillados al Ministerio Público por comprobada presión personalísima del presidente Martín Vizcarra. Para rematar este faenón, resulta que César Villanueva fue asimismo presidente del Consejo de Ministros de… Ollanta Humala, otro corrupto en vías de retornar a la penitenciería.

Presenciamos pues el descalabro del régimen Vizcarra, descendiente de otro fiasco llamado PPK, también encallado en el escándalo Lava Jato. Una complicidad revelada por la -cada vez mayor- certeza de que seguimos regidos por una cúpula muy consciente de estar íntimamente vinculada a la constructora Odebrecht. Por tanto desesperadamente brega por zafarse de sus indesligables cercanías –inclusive sus complicidades- con la constructora brasileña. Todo este estrafalario alboroto desatado por el aún presidente Vizcarra -que consiste en confrontar de manera grosera a la oposición parlamentaria por razones políticamente glamorosas (como el cuentazo de la conducta destructiva de la oposición), aunque certeramente falsarias (como lo demuestran la verdad de los hechos)- obedece fundamentalmente a la desesperación de Vizcarra por salvar cara. ¡Vizcarra sabe que se le viene la noche! Porque definitivamente no tiene ni defensa ni menos argumentos para resguardarse ante este monumental escándalo que significa haber fingido -durante año y medio- encabezar (sic) “un gobierno que combate la corrupción”, cuando las evidencias transpiran todo lo contrario.

El capítulo que abrió ayer la denuncia de Barata -revelando que el ex primer ministro Villanueva recibió coimas siendo funcionario público, y luego fungió de primer ministro de dos presidentes (uno probadamente corrupto, otro en dudosa expectativa)- aclara la gravedad de lo que –todavía- continúa ocurriéndonos.

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