¿Vio que no fue difícil, presidenta Boluarte, reconocer la labor de la prensa?

Pese a ser crítica del gobierno de Dina Boluarte, nobleza obliga, saludo el éxito de la reunión anual del APEC 2024, celebrada en el Perú bajo su presidencia. La organización y desarrollo de la cumbre dieron cuenta del profesionalismo de nuestros expertos en comercio e inversión y, por supuesto, de la idoneidad del servicio diplomático peruano. También reconozco que se hayan adoptado los acuerdos por consenso, lo que no fue posible en anteriores foros. Buena muñeca de los nuestros al haber logrado el concierto de voluntades de las 21 economías prima donna que integran el APEC.

Dicho esto, me reafirmo en lo reprochable que fue disponer clases virtuales para las instituciones de educación básica y superior y declarar feriados en Lima, Callao y Huaral. Aún no nos recuperamos de la pérdida de aprendizaje de la época de la pandemia del COVID-19, y era contraproducente afectar otra vez a nuestros estudiantes, privándolos de sus clases presenciales. Además, resulta inexcusable la ignorancia supina del ministro del sector, Morgan Quero, al desconocer con sus declaraciones la brecha digital existente en el país, que también aqueja a su capital, pretendiendo hacer ver que todo era paz y felicidad.

De las palabras de cierre por parte de la jefa de Estado, rescato que nuestro servicio diplomático le haya hecho ver que, ante los ojos del mundo, no podía mostrarse quejumbrosa con la prensa (como lo hace internamente en el país), una de las piedras angulares de la democracia. Más bien, debía mostrarse como estadista, como el cargo lo exige, y reconocer la labor de la prensa nacional y extranjera durante la cobertura del Foro APEC. Ojalá la presidenta Boluarte mantenga la misma opinión una vez que retornen a sus lugares de origen las delegaciones visitantes de las 21 economías. Siquiera este foro le haga retomar el diálogo directo con los medios de comunicación y no delegar ese papel a un tercero, me refiero al vocero oficioso de su despacho, Fredy Hinojosa, que nadie eligió y que, por tanto, no asume ninguna responsabilidad de gobierno.

Dijo también la mandataria que con el APEC se ha visto reforzada la imagen del Perú como un país comprometido con el diálogo y con la generación de consensos, entre otras palabras. Aquí sí permítanme disentir, porque si bien para la exportación nos hemos mostrado dialogantes y con vocación de uniformizar criterios, en la interna, el Ejecutivo se muestra más bien intolerante. En mi opinión, toma las críticas como intentos de desestabilizar al país. No sabe lidiar con las protestas sociales, y a todos les cuelga el San Benito de “caviares” o “terrucos”, sin admitir que el descontento hacia la gestión proviene de una total desconexión con las carencias y una falta de vocación de escucha hacia los ciudadanos.

No se percibe equilibrio de los poderes públicos: se gobierna a dueto con el Legislativo, que tiene agenda propia —la reelección de sus miembros— de espaldas a la realidad nacional. Reitero, en mi opinión, de ahí el aplastante índice de desaprobación popular a ambos poderes. Ojalá las palabras de cierre del APEC se hayan internalizado en el subconsciente de la mandataria.

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