Violencia, ¿partera de la historia?
Conocida y ya casi bicentenaria es la afirmación que sirve de título a este artículo, proferida por el nada productivo en su vida personal Karl Marx, el instigador del odio y lucha de clases, del desprecio reduccionista a todo lo que significara cultivar el espíritu humano, como la religión y a lo que supusiera la posibilidad de transmitir y practicar valores, como la familia.
Pese a la experiencia nefasta de los peruanos con el marxismo y el terrorismo que desató en las últimas décadas del siglo XX para destruir el sistema, y de la desgracia que millones de personas han experimentado en el mundo entero con los regímenes socialistas tiranos y empobrecedores en el siglo y medio reciente, pareciera que no se ha llegado a entender que la violencia, cualquiera sea su alegada justificación, genera aún más violencia e injusticia.
Digo esto a partir de la agresión sufrida el pasado sábado por la ciudadana Dina Boluarte, que ocupa desde el 7 de diciembre de 2022 el cargo de presidenta de la República. Cierto que resulta desde ya impropio que la jefa de Estado pretenda ir a Ayacucho, o a cualquier lugar del país, mostrando un entusiasmo digno de campaña electoral, con portátil incluida y arriesgando usar actividades y logística oficiales, estatales, para propio lucimiento y beneficio. Sería el colmo que lo haga para vender un proyecto político futuro, del que su hermano Nicanor es ya sospechoso de ser articulador en la propia entraña de la administración pública y por ello objeto de investigación fiscal.
Sea como fuere –y hay que estar muy atentos a este posible intento de aprovechamiento de recursos del Estado para fines particulares– nada justifica que haya personas que pretendan aplicar la ley de la selva o del más fuerte o del más perverso que se agazapa para agredir.
En la medida que más allá de sus propias virtudes y defectos la ciudadana Boluarte, por el cargo que ocupa, personifica a la Nación tal como expresamente señala el Art. 110° de la Constitución Política, está más que ninguna otra persona obligada a ser prudente con su propia seguridad personal y a rodearse de funcionarios y servidores públicos debidamente capacitados para ese fin básico, elemental.
Asimismo, dado que conforme al Art. 120° de la Ley de Leyes, “son nulos los actos del Presidente de la República que carecen de refrendo ministerial”, no solo el presidente del Consejo de Ministros, sino los ministros de los sectores vinculados a las actividades oficiales de la ciudadana Boluarte resultan concernidos.
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