“Violencia sin matiz” (A propósito del caso “Colegio Trilce”)
Por María Isabel León (*).
Lo ocurrido en el colegio Trilce de Villa El Salvador, tragedia muy lamentable y dolorosa que ha enlutado un hogar peruano, debe llevarnos a una profunda reflexión que nos permita sentarnos y hablar seriamente con nuestros hijos -sobre todo adolescentes- acerca de lo que significa hacernos cargo de nuestros actos y las consecuencias de estos, frente a los demás.
La imprudencia de un adolescente de 15 años (que ya está en perfecta capacidad de discernir entre lo que está bien y lo que está mal) nos obliga a replantear las estrategias de prevención y cuidado sobre actos violentos, y no la de crear espirales irracionales con los que “criminalizar” los espacios donde estos hechos se produzcan, buscando nuevas culpabilidades, más allá del sentido común.
Lo cierto es que hechos como el sucedido generan reacciones irracionales que terminan cuestionando en este caso a las escuelas por no tener detector de metales, medidas de revisión de mochilas escolares, cámaras de vigilancia en las aulas de clase, e incluso elucubraciones sobre pretendidos “protocolos” que le permitirían “planificar” cómo actuar cuando un alumno decidiera “matar a otro” dentro del local, sin tener en cuenta que hechos trágicos como el sucedido se pueden repetir, muchas veces más: en hospitales, centros comerciales, iglesias, panaderías, peluquerías, transporte público e infinidad de espacios más.
La solución de casos como este se logra a través del diálogo permanente y el fortalecimiento de los lazos íntimos de las familias, como píldora preventiva de actos violentos en la sociedad.
(*) Consejera del Consejo Nacional de Educación.
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