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Virtudes y riesgos para la transformación digital

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Fecha Publicación: 15/06/2024 - 21:10
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La evolución del ecosistema de tecnologías digitales ha traído consigo importantes cambios económicos y sociales, y el sector de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) ha demostrado ser dinámico y resiliente frente a las turbulencias económicas. Con tecnologías como la inteligencia artificial, desarrollada durante las últimas tres décadas, siendo omnipresente en nuestras vidas y en la economía, es crucial fomentar la innovación de manera responsable, asegurando que se minimicen los riesgos para el bienestar.

El crecimiento del sector TIC ha superado al de la economía en general. En los países de la OCDE, el sector de las TIC creció aproximadamente tres veces más rápido que la economía en general entre 2013 y 2023, alcanzando una tasa de crecimiento promedio del 7,6% en 2023.

El futuro de la inteligencia artificial (IA) podría traer beneficios significativos, como un aumento en la productividad en distintas labores, un progreso científico acelerado, mejorar la educación, y soluciones para combatir males tan complejos como el cambio climático y la delincuencia.

Sin embargo, la IA también presenta riesgos, como los relacionados con la confianza, la equidad, la privacidad y la seguridad. Para construir una IA confiable y beneficiosa para la humanidad y el planeta, será crucial desarrollar una comprensión común de sus oportunidades y riesgos, los cuales se pueden mitigar a través de regulaciones y legislación que aseguren el uso ético de la IA.

Aunque las innovaciones tecnológicas avanzan, su adopción sigue siendo desigual. Mientras que tecnologías como la computación en la nube y el 5G se han generalizado, la adopción de tecnologías basadas en datos, como la IA, sigue siendo baja, especialmente concentrada en determinados sectores y en grandes empresas. Esta asimilación desigual sugiere un gran potencial para la expansión de la IA y sus beneficios en productividad en casi todos los sectores, y en la administración pública, que aún no la aprovecha.

Por ejemplo, en el Perú, el Poder Judicial tiene una carga procesal enorme, que podría reducirse gracias a la aplicación de la IA, cotejando los casos con la jurisprudencia y la norma, lo que facilitaría la resolución eficiente de cada caso.

Respecto a la educación, se debe considerar, que existe una diferencia entre el proceso de adaptación de la IA en la educación de los países desarrollados y de los países en vías de desarrollo, como los de América Latina, donde la tecnología no ha ingresado con la misma eficiencia a los centros educativos.

Recordemos que el 2017 un informe del Ministerio de Educación del Perú reportó que solo el 10% de los docentes peruanos tenían habilidades computacionales; esto, sumado a la escases de internet, sobre todo en el sector público, planteaban un panorama complicado para la educación del siglo XXI.

Con la pandemia por el Covid 19, en Perú se perdieron casi tres años de educación, en los cuales no hubo evaluaciones, de ahí que, ahora, en que la prueba PISA ha informado que a partir del 2025 incluirá las capacidades computacionales, el Estado necesita adquirir tecnología educativa de última generación con IA, que permita aprovechar mejor las horas académicas de 45 minutos.

Por ejemplo, actualmente se puede pasar lista mediante imágenes QR personalizadas y, en base a preguntas objetivas, determinar quiénes aprovecharon más las clases, utilizando menos de tres minutos en ambos procesos, en el contexto de aulas interactivas y reportes inmediatos a los coordinadores académicos y directores.

Para orientar mejor las políticas digitales, es necesario ampliar la base empírica sobre la dinámica de la transformación digital y sus impactos sociales y económicos, principalmente a corto plazo. Esto ayudará a los funcionarios a diseñar e implementar políticas públicas adaptadas a la era digital.

Con la creciente adopción de la IA, las políticas y estrategias nacionales deben responder a la demanda creciente de capacidad informática, abordar el impacto ambiental y reducir los riesgos que afectan la privacidad, los derechos de propiedad intelectual y la integridad de la información.

Para impulsar la innovación y cerrar las brechas digitales, es fundamental tener acceso a las tecnologías digitales y poder utilizarlas adecuadamente.

Esto no solo favorece la innovación digital, sino que también promueve la igualdad de oportunidades y la inclusión. Es crucial invertir en capacidades y proporcionar a las empresas condiciones justas de acceso a recursos clave, especialmente los datos.

A medida que las personas pasan más tiempo en línea y los entornos digitales se vuelven más inmersivos y comunes, la acción pública debe abordar las potencialidades de estos entornos y proporcionar formas de gestionar su impacto, principalmente para las comunidades afectadas por las brechas digitales.

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