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Vivir entretanto

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Fecha Publicación: 24/04/2023 - 21:30
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No se cómo llegó ese libro de tapa negra, el Tao Té King, que a una edad temprana es chino, más que literalmente, intelectualmente. Lao Tsé pintó el “no hacer” en Oriente, aquí lo llamamos el “libre fluir”, pero nadie fluye en Occidente, cuna del conocimiento que busca la verdad (Sócrates), el placer (Aristipo) o el éxito económico. La cultura de la búsqueda no calza con la cultura del hallazgo.

En Occidente la regla general es el apego, en Oriente es liberarse del peso de lo logrado. En el cristianismo no tan occidentalizado es ir a la buena de Dios, confiarse y aceptar. Ese dejarse en Dios o saltar a la fe (Kierkegaard) es soltarse y descargar nuestro peso en el creador. Pascal lo veía como la “plenitud de la fe que sigue a la inquietud que trae la duda”.

En el Wu Wuei taoísta soltarse es dejarse ir y ver qué se encuentra sin aguardar. Como en Esperando a Godot, los personajes de Samuel Beckett esperan a alguien, pero no lo esperan en realidad, solo están allí: “Hemos acudido a la cita, eso es todo”, dicen.

Hablan sin angustia porque no esperan y porque la vida está repleta de espejismos y en cada tramo podemos correr tras él y parar con la nariz en la arena. La tensión del mundo moderno tiene su origen en la angustia del logro económico, en el anticipo del mañana, en la expectativa de ganar, en la escasez.

"Ser como el agua" y no esperar tener el control, es también la fuente de la ansiedad y de las fobias, pues de nada tiene el hombre control, sino sabiamente de su sosiego. Los estoicos lo sabían bien, y los hubo ricos y esclavos, hermanados por la idea de que la vida es incontrolable y que la tragedia (no la catástrofe) es el destino que de vez en cuando nos captura y nos triza como a vasos. Zenón lo supo cuando perdió su riqueza en un naufragio y Epicteto en su esclavitud y Séneca en sus miedos.

En un fragmento de una novela prescindible del siglo XIX, el protagonista adolorido labra la tierra sonriente a las horas de haber enviudado mientras la gente, consternada, le inquiere por su actitud. "Solo colaboro con lo inevitable". Releer el Tao de adulto es la única forma de leerlo y de entender el entramado multicultural de su sabiduría.

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