Vivir es comenzar
El inicio del año es oportunidad para recordar esa frase del poeta italiano Cesare Pavese: “La única alegría en el mundo es comenzar. Es hermoso vivir porque vivir es comenzar, siempre, a cada instante”. Y lo es aun cuando comenzar pueda ser una ilusión, como dice Borges: “Gracias por el lunes que nos da la ilusión de un comienzo”.
Porque puede serlo. Porque lo fue para Pavese, quien pese a escribir que vivir es comenzar, se mató en el Albergo Roma, un pequeño hotel de Turín el 27 de agosto de 1950, a los 42 años, ingiriendo el contenido de dieciséis frascos de somníferos y teniendo en su pieza un flamante premio por su libro, El bello verano. Tenía también unos hermosísimos poemas para Constantine, a quien le había dicho:
“Vendrá la muerte y tendrá tus ojos /esta muerte que nos acompaña/ desde el alba a la noche, insomne, sorda/ como un viejo remordimiento”. Constantine, un amor tardío y frustrado porque que no explicaría ese acto supremo, porque como él mismo había vaticinado: “Uno no se mata por el amor de una mujer, Uno se mata porque un amor, cualquier amor nos revela nuestra desnudez, nuestra miseria, nuestro desamparo, la nada”.
Cuentan sus amigos que llamó a tres mujeres por teléfono en su fatídica noche invitándolas a cenar y que las tres se negaron a aceptar su invitación. Pero por lo menos las llamó, no como Marylin Monroe que no pudo hacerlo en la suya, con sus frascos de somníferos también al lado.
A pesar de Pavese y sus heroicos versos. A pesar de lo abrupto y difícil que pueda ser el camino. A pesar de la cuesta y el descenso. A pesar de las sombras, los recuerdos y los presagios. A pesar de las noches que contaremos como si fueran días, vivir es comenzar, como decía Pavese, que acaso terminó sin esperanza lo que había comenzado con ilusión.
Centinela, qué has visto en la noche, pregunta el soldado. He visto el amanecer del nuevo día, le responde este desde su torreón de fe y de consuelo. Vivir es comenzar, comenzar a ver lo que de repente no se vio. Y trazar, entonces, nuevos rumbos, nuevos senderos, aunque no tengamos del todo claro hacia dónde finalmente van. Son parte de un comienzo esperanzado y podrán serlo de un final reparador.
Pavese es uno de los más grandes poetas italianos y sus frases han inspirado a muchos. Pese a su tristeza cantó a la vida todo lo que pudo. Y tuvo muchos comienzos aunque solo un trágico final. El amor lo habitaba pero también la muerte. En ese devenir oscuro transcurrió su noche más larga y su más corto día sin sueños ni presagios. Náufrago de tantos mares -o de un único mar que sólo cambia de nombre con las horas- quedó varado en la playa sin sirenas ni orillas ni blanca espuma. Solo la muerte con su rictus. Sólo el comienzo que sin darse cuenta transformó en final. Pavese, poeta del Piamonte y de la vida.