Vizcarra inhabilitado, pero…
Como consecuencia de su cuestionable gestión presidencial, a la que llegó contribuyendo con felonía a la caída del presidente PPK, Martín Vizcarra ha acumulado el récord cuasi Guinness de tres inhabilitaciones para el ejercicio de la función pública impuesta por dos diferentes Congresos de la República. Está, pues, impedido por triplicado para candidatear a cualquier cargo de elección popular –de Jefe de Estado a regidor municipal– y todos los recursos impugnativos que ha planteado ante la justicia constitucional u ordinaria y el JNE han sido denegados.
Sin embargo, con un cinismo a ultranza se pasea por las calles y utiliza los medios y redes sociales para vender la imagen de ser un perseguido político a quien se le ha privado del derecho ciudadano de ser elegido, y hasta le toca la puerta a la Comisión Interamericana de DD. HH. a ver si lo adopta como víctima del Estado. ¡Vaya ostra!
Veamos el fondo del asunto. A Vizcarra, a quien de antaño le dicen “Lagarto”, dado que gozaba de la prerrogativa constitucional del antejuicio y juicio político, las denuncias formuladas en su contra tramitadas en el Parlamento dieron lugar a las inhabilitaciones de marras y a que se le forme causa penal por los presuntos delitos contra la administración pública que se le imputan. Empero, pasan los años y ninguno de los procesos ha producido sentencia condenatoria alguna, por lo que ante los incautos que busca sorprender aparece como “inocente” y damnificado al sufrir únicamente sanciones políticas supuestamente arbitrarias. Es decir, mientras el sistema de justicia camina como cangrejo, la falacia le funciona.
Lo que nos lleva a lo que acaba de ocurrir y que comprueba que las presuntas fechorías y tropelías corruptas de Vizcarra vienen de antes de su reprochable paso por Palacio de Gobierno. En efecto, como otrora gobernador regional de Moquegua también carga una pesada mochila penal por la que la fiscalía pidió al juzgado su detención preventiva por seis meses. Los elementos de convicción en su contra son graves y fundados, y resulta razonable el peligro procesal. Pero nones, el juez, después de una soporífera y poco convincente lectura del fallo, desestimó el pedido y solo ordenó mandato de comparecencia con restricciones. Conclusión: Vizcarra proseguirá las andanzas. El Ministerio Público, por supuesto, apelará, pero...
Frente a todo ello, resulta lícito aventurar que el conocido “Lagarto” goza hasta ahora de una justicia “a su medida” y que continuará suelto en plaza victimizándose y contaminando más la ya enrarecida campaña electoral. ¿Quién o quiénes lo protegen al igual que a la corrupta exalcaldesa Villarán? ¿Hasta cuándo? ¡Amén!
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