Vizcarra y Sagasti, siempre traidores
“Los primeros azuzadores –durante las marchas en protesta por la vacancia de Vizcarra– fueron Julio Guzmán del Partido Morado, acompañado de Francisco Sagasti y toda su cúpula”, declaró a EXPRESO el ex presidente Manuel Merino.
Asimismo, sostuvo que el origen de la segunda ola COVID fueron las marchas de noviembre 2020: “El partido Morado quería que Vizcarra regrese a palacio. Luego armó una lista encabezada por Francisco Sagasti. Lamentablemente, el Ministerio Público nunca investigó la muerte de Inti y Bryan, porque en aquellas marchas estuvieron precisamente en el lugar donde murieron ambos jóvenes la ahora premier Mirtha Vásquez con los congresistas morados de Belaunde y Olivares”. Gravísimas denuncias del exmandatario Merino, sin repercusión alguna en la prensa venal ni en la Fiscalía.
Insistimos. Vizcarra y Sagasti son responsables de haber puesto al Perú en manos del marxismo teledirigido por Cuba y vernacularizado por Evo Morales/Pedro Castillo. Vizcarra es, sin duda, un miserable que engañó sistemáticamente al Perú en los peores aspectos que afectan la salud de su gente y la moralidad nacional. Personalmente es culpable de decenas de miles de muertes por su consciente abandono a la Sanidad Pública en dos picos de contagio del COVID.
En ambos se opuso a comprar pruebas moleculares. Con ello liquidó la primera línea de defensa, única herramienta para diagnosticar estadísticamente el avance y la extensión de esta plaga, y trazar estrategias científicas tanto para reducir sus efectos. Sobre todo, disminuir sustancialmente el grado de mortandad y morigerar los efectos colaterales que permanecen haciendo sufrir a los sobrevivientes de esta enfermedad. Pero Vizcarra optó por concentrarse el día entero en destruir la democracia para instalar un modelo basado en idolatrar al todopoderoso de turno.
Lo intentó clausurando el Congreso, con respaldo de esa prensa traidora capitaneada por El Comercio, La República, RPP, canales 2, 4, 5, 7, 8, 9 que endiosaba su “coraje” por cerrar un “Congreso corrupto, obstruccionista, inútil”. Además, Vizcarra dispuso elegir un nuevo Congreso, alucinando que el pueblo elegiría otro a imagen y semejanza suya. Fracasó. Fabricó un Frankenstein, como él, que acabó destituyéndolo, pese a que lo defendía la mafia caviar que controla Fiscalía, poder Judicial, JNJ, JNE, “gran prensa”, academia y usa serie de etcéteras. Porque el Congreso Frankenstein designó como presidente del Legislativo a Manuel Merino de Lama.
Inmediatamente los caviares urdieron un plan para destituirlo. Usando a su prensa adicta, se olvidaron de Vizcarra y tramaron su ascenso al poder, sustituyendo al flamante presidente Merino. Ensamblaron una feroz rebelión callejera con esta grita: “Este Congreso no me representa”, “Congreso Corrupto”, “Que regrese Vizcarra”. A la vez, agudizaron dichas marchas exacerbando a la juventud en plena pandemia, llamándola a salir a las calles para buscar el muertito.
¡Consiguieron dos! Con ello amalgamaron al Congreso para que designe a uno de los suyos, el falsete Sagasti, haciéndose del Ejecutivo sin necesidad del voto ciudadano que siempre les ignora. Esto, amable lector, se llama traición a la patria. Pero acá lo festejó la prensa canalla y “la sociedad civil”, fachadas de la mafia caviar. Vizcarra/Sagasti, siempre traidores.
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