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¿Voto de confianza?

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Fecha Publicación: 20/08/2021 - 19:30
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Según lo anunciado, el próximo jueves 26, el gabinete que preside Guido Bellido concurrirá al Congreso de la República para exponer la política del gobierno y pedir la cuestión de confianza. En efecto, el artículo 130 de nuestra Constitución, señala lo siguiente: “Dentro de los treinta días de haber asumido sus funciones, el presidente del Consejo concurre al Congreso, en compañía de los demás ministros, para exponer y debatir la política general del gobierno y las principales medidas que requiere su gestión. Plantea al efecto cuestión de confianza.

En esta sesión, el presidente del Consejo de ministros, acompañado de su gabinete, expone las razones de la solicitud frente al pleno del Parlamento. Luego, el Congreso debate sobre lo planteado y finalmente vota. Para ser aprobada, la Cuestión de Confianza debe recibir el voto a favor de la mitad más uno del número legal de congresistas (66 votos). Según la Constitución Política del Perú, si el Congreso no aprueba la Cuestión de Confianza o si el presidente del Consejo de ministros renuncia o es removido por el Presidente de la República, se produce una crisis ministerial total y el gabinete en pleno renuncia. Hasta aquí el procedimiento.

Las circunstancias políticas que vive el país no son de las mejores. La incertidumbre sigue siendo el talón de Aquiles del gobierno que no ha podido remontar la desconfianza en gran parte de la población. Sus primeras medidas de gobierno para la conformación del propio gabinete han sido erráticas y abiertamente confrontacionales, al punto que ya sufrió su primera baja con la renuncia del excanciller Héctor Béjar, debido a una fuerte oposición de una ciudadanía que no termina del todo por explicarse por qué figuran como ministros personajes controvertidos y de dudosa procedencia política, con investigaciones pendientes por su cercanía con el terrorismo.

En estas condiciones lo que el pueblo espera es que el gobierno dé signos de tranquilidad, que se termine con la arrogancia de pretender gobernar sólo con sus equipos políticos partidarios sin mirar alrededor y abrirse a otras fuerzas, sin mostrarse dialogantes ni presto a escuchar otras voces, porque las políticas de gobierno se entienden que son para todos los peruanos y no sólo para quienes les rinden loas y ditirambos. Pretender aferrarse sólo a su programa o ideario, aún a sabiendas de que generan reacciones de repulsa en un fuerte sector de la ciudadanía, es un error. Y la debilidad del gabinete que acudirá al congreso a pedir el voto de confianza radica, precisamente, en su composición excluyente y bastante deficiente, técnicamente. No sabemos cuál será la reacción que se tendrá en el congreso de la República.

Si vemos en retrospectiva los pedidos de confianza de los primeros gabinetes ministeriales en nuestra historia más reciente, llegaremos al convencimiento que ellos fueron al Parlamento luego de promover encuentros políticos previos a fin de asegurar la confianza como paso previo a la solicitud del voto requerido. La política es el arte de buscar consensos y, para que ello ocurra, es necesario mostrar con total transparencia lo que se quiere ofrecer a fin de esperar respuestas, igualmente, transparentes en la búsqueda de lo que se busca recibir. Nada se consigue con la arrogancia ni la prepotencia de pretender imponer las ideas propias, sin saber escuchar las ajenas hasta lograr los consensos que se deben esperar. Se trata de un ejercicio lícito del juego democrático.

En lo personal, decimos que confiamos en alguien cuando tenemos absoluta seguridad y esperanza firme sobre las actitudes y comportamientos de esa persona. En el caso del voto de confianza se trata de que el presidente del Consejo de ministros convenza, y los congresistas sostengan o no la aprobación pedida. Es lo que podría ocurrir el jueves que viene. Habrá que esperar qué sucede.