¡Vuelvo a exigir pena de muerte para los violadores de menores!

En medio de la conmoción nacional por el reciente intento de violación sexual contra una niña de 11 años en un caserío en Ucayali, cuyo atacante incrustó dos clavos en su cabeza, recordándome al de otra niña de 3 años, secuestrada, torturada y violada en Chiclayo en 2020 y a otro más de una infante, también de 3 años, hallada muerta en Inambari, Madre de Dios, con signos de ultraje, en 2021 -una desgraciada recurrencia que nadie resuelve en el país porque falta carácter-, nuevamente alzo mi voz para exigir la pena de muerte para los violadores de menores que fallecen como consecuencia de la violación, de lo contrario la Convención sobre los Derechos del Niño de 1989 y la Constitución Política de 1993, seguirán siendo letra muerta para los 7 millones de niños del Perú.

Ante su notoria vulnerabilidad e indefensión, el Estado peruano está obligado a garantizar que su integridad personal -física y psíquica- no sea violentada.

Más allá de que la referida Convención ha establecido principios rectores como la no discriminación, el interés superior del niño, su derecho a la supervivencia y el desarrollo, y su derecho a la participación, si seguimos actuando con completa indiferencia ante este grave problema vamos a dar paso a una etapa de ira nacional incontenible y explosiva.

He reiterado de mil maneras que nuestra clase política debe ponerse los pantalones y actuar sin que le tiemble la mano, pegada al sentir ciudadano, para llevar adelante la denuncia del Pacto de San José de Costa Rica, que impide que apliquemos la pena de muerte a los violadores sexuales y de paso a los terroristas.

Para no quedarnos sin supranacionalidad, vuelvo a proponer que consensuemos con los países de la Comunidad Andina un tribunal de DD.HH. Los caviares activarán su maquinaria para insistir que la pena de muerte no disuade, olvidándose de que nadie que sepa que la sanción por violar será la muerte se atreverá a hacerlo. También dirán trilladamente que la tendencia mundial es la abolición y que los jueces pueden errar, etc. Decidan. Si tuviera el poder que no tengo, yo sí lo haría.

*Excanciller del Perú e Internacionalista

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